Puerto
Natales, ciudad y puerto de Chile, está en el extremo austral del país, a
orillas del canal Señoret, entre el Golfo Almirante Montt y el seno de Última
Esperanza, en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena.
Es
la capital de la comuna de Natales y de la provincia de Última Esperanza, que
fue bautizada así por el navegante Juan Ladrillero que la catalogó, en uno de
sus viajes, como su “última esperanza” de encontrar el Estrecho de Magallanes
desde el norte hacia el sur.
En
1894 los pioneros alemanes Ernesto von Heinz y Kurt Meyer denominaron como
Natalis, al río que desemboca en la parte norte de la actual ciudad. Lo
anterior, debido que el avistamiento del río se produjo el 24 de diciembre en
vísperas del día de Navidad porque “natalis, significa nacimiento en latín.
La
ciudad, se encuentra a 247 kilómetros al norte de Punta Arenas (capital
regional) y es la entrada hacia el parque natural de Torres del Paine.
Barrida
por el viento austral, Puerto Natales ofrece a los visitantes la posibilidad de
conocer una ciudad rodeada de una naturaleza ancestral que está presente en la
vida diaria de todos sus habitantes.
Se
puede llegar a la ciudad a través de varias vías. Una es la vía aérea ya que, a su aeropuerto,
llegan casi todas las líneas aéreas que operan en Chile.
El
principal acceso por vía terrestre, se realiza utilizando la Ruta 9 norte,
Punta Arenas-Puerto Natales. Las otras alternativas de ingreso vía terrestre,
son por intermedio de los pasos fronterizos con Argentina, de Casas Viejas, de
Dorotea y Río Don Guillermo, que están abiertos todo el año.
Ahora
bien, por vía marítima se puede llegar a través de transbordador, especialmente
acondicionado para el transporte de pasajeros, vehículos y carga, que zarpa de
la ciudad de Puerto Montt con un trayecto, que dura cuatro días y tres noches.
La
ciudad, en sí misma, cuenta con diferentes puntos de atracción como museos, la
costanera, la Plaza de Armas, miradores, el pueblo artesanal "Ether Aike"
y el Frigorífico Bories.
Gastronomía,
cabalgatas, asenso a montañas, trekking por los alrededores, pesca a mano,
avistamientos de aves y tour fotográfico, son algunas de las actividades que el
turista puede realizar al visitar la ciudad que cuenta, con una buena
infraestructura turística con cafés, restaurantes, hoteles y alojamientos
adecuados para el descanso de los visitantes.
Uno:
La comida
Puerto
Natales tiene una amplia gama de lugares para comer que ofrecen, lo más típico
de la gastronomía local. Cordero magallánico, centolla están dentro de los
productos estrellas ofrecidos en los restoranes locales.
Lo
más típico de la comida de la zona, es el asado de cordero magallánico criado
en las estancias de la zona.
Uno
de los restoranes de la ciudad que lo ofrece, es “La picada de Carlitos”
(Blanco Encalada 432) cuyo dueño, Carlos Araya, explicó que “en la zona los
productos estrellas de la región son el cordero, la centolla y el calafate”.
“El
cordero se asa ensartado en estacas de fierro porque de esa manera, cae la
grasa y solo queda la carne bien cocida.
Como
es una zona ganadera, se come mucho cordero, luego están los mariscos como la
centolla y pescados como el congrio, salmón, pejerreyes y robalo.
Y
el calafate, que es un fruto típico de la zona, en el restaurant piden mucho el
calafate sour que es el trago típico de la región”, añade don Carlos que ha
trabajado toda su vida en el área de la gastronomía.
El
calafate, es un arbusto perenne, endémico de la Patagonia argentina y chilena.
Es una especie botánica de la familia de las Berberidae, con usos medicinales y
ornamentales. Sus frutos, son comestibles y se les considera un símbolo de
la Patagonia y un refrán de la zona, dice que "...el que come
calafate ha de volver."
Ahora,
si lo que se quiere es saborear ricos dulces, está la alternativa de entrar a
la chocolatería Patagonia Dulce (Barros Arana 233,) que está ubicada en el
centro de la ciudad.
Atendida
por su dueña, Cristina Fernández, Patagonia Dulce ayuda a los visitantes a
olvidar el frío que caracteriza a Natales, con un local acogedor que ofrece a
sus clientes 18 maneras de degustar el chocolate y en su carta, se puede
encontrar una amplia oferta de chocolates y pasteles que tienen una buena
relación precio calidad y también, ofrecen una variedad de sándwich salados con
los cuales, vale la pena tentarse.
Dos:
Artesanía
Lana,
cuero, madera son los materiales con que los artesanos locales, producen una
variedad de objetos como ponchos, gorros, ovejas y pingüinos en lana junto con
canoas, realizadas por artesanos de los pueblos originarios de la zona.
En
ese sentido, en el pueblo artesanal Ether Aike (Angamos 650), se puede
encontrar esta artesanía y chocolates artesanales rellenos con los productos de
la región, como son el calafate y el ruibarbo.
Destaca,
entre muchos otros locales de artesanías, la tienda La Tehuelche (Magallanes
174) que tiene objetos de cerámica, trabajos en madera o metal y productos
fabricados en telar, con diseños originales y confeccionados por artesanos locales
o de la Patagonia.
Tres:
Alojamiento
Entre
las muchas alternativas de alojamiento que ofrece la ciudad, está el Hostal
Camino de Santiago (Eleuterio Ramírez 952) a menos de 1 km de la estación de
autobuses de la ciudad y que ofrece alojamiento con restaurante,
estacionamiento privado gratuito, bar y jardín.
Tiene
11 habitaciones y 28 camas y es un hostal muy familiar y de parejas, por lo que
tiene habitaciones matrimoniales, individuales de tres y familiares de tres y
de cuatro camas.
Entre
los servicios que entrega están las habitaciones familiares y terraza; servicio
de conserjería, mostrador de información turística y cambio de divisa y como la
zona es especial para pasear, en el hostal se puede arrendar autos y
bicicletas.
El
albergue sirve un desayuno continental o americano.
“Estoy
en Puerto natales desde el 2014 y esta es la tercera temporada del hostal. La
ambientación, está inspirada en Navarra. Roncesvalles, Zubiri,Pamplona, Obanos,
Cirauqui, Estella, Los Arcos, Luquin, Villamayor, Puente la Reina y Viana son
los nombres de las ciudades navarras que
llevan las habitaciones”, señala José Marí, su dueño.
Cuatro:
La geografía
La
topografía de la zona es plana o semiplana, con alturas promedio de 500 msnm,
lo que ayudó al asentamiento humano y aunque baja y desmembrada, la
Cordillera de los Andes sigue siendo una entidad territorial de alta
importancia.
En este sector, la Cordillera tiene alturas superiores a 2.000 m, donde destacan las cumbres más altas de la
región: cerro Fitz–Roy de 3.340 m en el límite norte; la Cordillera del Paine
cuyas torres alcanzan alturas de 3.000 m; cerro Bolador de 2.940 m; y cerro
Cervantes de 2.380 m.
En
su parte norte, se localiza el Campo de Hielo Sur de 30 km de ancho cubierto de
hielos permanentes de donde se desprenden ventisqueros.
En
esta zona, a 120 kilómetros al noroeste de la ciudad, se ubica un lugar que
tiene una de las bellezas más inquietantes de la región.
Se
trata de Sierra Baguales, un grupo de aserrados relieves producidos por la
erosión glaciar en una meseta basáltica que hace 70 millones de años, era parte
de mares tropicales, estuarios, ríos y bosques que, actualmente, se ven
reflejados en los fósiles que se encuentran (crustáceos, hojas e incluso
árboles).
Cinco:
Alrededores
La
provincia de Última Esperanza, tiene un paisaje dominado por estancias
ganaderas y cordones montañosos, constituyéndose en el punto de partida hacia
los distintos atractivos turísticos como Parque Nacional Bernardo O’Higgins,
Parque Nacional Torres del Paine, Cueva del Milodón y Sierra Baguales lo que ha
permitido el surgimiento de una activa y atractiva industria turística.
Entre
las empresas turísticas está Rebel Viajes (www.REBELVIAJES,COM) que realiza entre otras
actividades, un trekking a Sierra Baguales por el día (Full day).
Según
lo consigna, el blog australwalkeradventure, “Sierra Baguales debe su nombre a
los caballos salvajes que aún habitan en la zona.
Se
dice que los indígenas Aónikenk (Tehuelches) les temían a estas montañas y
nunca se adentraban en ellas para cazarlos, esto tal vez por la inmensidad de
sus cumbres y paisajes, que llevan al turista a un viaje al pasado en un lugar fuera de esta dimensión.
Esta zona, constituye un espacio clave para el estudio
del poblamiento y la ocupación humana del extremo sur de la Patagonia porque,
articula las regiones de la cuenca del lado argentino al norte (Argentina) y
Ultima esperanza al sur (Chile), con algunos de los fechados geológicos más
antiguos de la región.”
Se estima que los fósiles que se encuentran en la
zona, tienen una data de más de 50 millones años de antigüedad aproximadamente.
El
trekking comienza a las 8:30 cuando pasan a buscar a los turistas a su
alojamiento en Puerto Natales. Primero, se llega a la localidad de Cerro Castillo,
donde los turistas pueden descansar, tomar un café con un trozo de las ricas
tortas que se fabrican allí. La recomendación, es llevar efectivo pues en ese
lugar, como no hay conexión digital, no sirven las tarjetas de crédito o
débito.
Luego
de un descanso de media hora, se reinicia el viaje. En el camino, el viajero se
topa con la laguna Figueroa donde se encuentra la hostería El paso, donde Gabriela Mistral escribió “Desolación”.
Luego
de una hora más de camino, se llega la Estancia 3R, donde mostrarán a los
viajeros, el trabajo y la vida allí.
La estancia, es el sueño concretado de
Alicia Rivero, que siempre quiso tener un lugar en la Patagonia donde poder
desconectarse de la ciudad, simplemente para disfrutar del paisaje del lugar.
En
las 4000 hectáreas, los turistas podrán cabalgar en los caballos baguales que
han sido domesticados, podrán disfrutar de trekking, pesca en mano,
avistamientos de aves y tour fotográfico, además, de poder alojar en el logde.
Desde
este lugar, se inicia una pequeña caminata de media hora hasta Laguna Irene,
donde se puede observar y fotografiar aves y también, una primera aproximación
a la historia indígena local y el proceso de colonización de la Patagonia, para
luego abordar el vehículo y trasladarse hasta el lugar donde comienza el “Trekking Sierra Baguales” de
alta intensidad.
La
actividad, de aproximadamente 12 kms, se inicia subiendo por un sendero con
vistas de la cordillera Bagual, donde conviven distintas especies,
como pumas, zorros, chinges, guanacos y caballos salvajes (baguales).
Se
continúa hacia un mirador ubicado a 1.200 m sobre el nivel del mar, desde donde
hay una vista panorámica del paisaje del sector. En este mirador, se hace una
pausa para tomar fotografías y disfrutar de un “box lunch”.
Durante
todo el camino, los turistas son acompañados por los guanacos, que siempre
están avisando a las otras manadas de la presencia de extraños.
Asimismo,
en el trayecto, especialmente en la cumbre, se pueden identificar fósiles
marinos de millones de años de antigüedad, que hacen comprender que toda la
Patagonia fue alguna vez, un lecho marino.
Juan
Moya, guía de la excursión opina que “personalmente, recomendaría esta
experiencia ya que esta caminata, es una excelente preparación para la subida
base de Torres del Paine”.
A través de toda la ruta, resaltan las coloridas formas basálticas de los cerros y montañas
Obelisco, del Pilar, Pináculo y el imponente torreón del Ciudadela, que se alza
dominando las tierras bajas hacia el Sur y el Este.
Los
nativos Aónikenk la llamaban “Carhuern “, voz que significaba “muy antiguo”,
creyendo que en ella habitaban espíritus maléficos y monstruosos cuadrúpedos,
teniendo temor de adentrarse en ella por miedo (tal vez) a sus fantasmagóricas
formas y coloridos basálticos.
La
caminata tiene una duración de 4 a 5 horas dependiendo de las condiciones
climáticas.
¿Estimado
lector, cree que se puede enamorar de una ciudad?
¿Alguna
vez, al llegar a un lugar desconocido, ya sea de vacaciones o por cualquier
otro motivo, ha sentido que la ciudad le atrapa, que con cada paso le va
envolviendo y conquistando con su entorno, cultura, tradiciones, historias y
habitantes?
Y
no solo le gusta, sino que siente que perfectamente, podría renunciar a su vida
actual para ser parte de esa ciudad.
En
mi caso, al llegar a Puerto Natales, vi a una ciudad ni muy grande ni muy
pequeña, con una costanera desde donde se contempla el mar, con ese viento que
lo barre todo, que hace que nadie se preocupe si se está peinado o no.
Con
los tejados y sus chimeneas, es una ciudad donde no falta nada y con la calidez
de sus habitantes, Puerto Natales tiene el calor que el clima no le da.
Ahora,
no se ama lo que no se conoce.
En
general, Magallanes no es una tierra fácil, pero en la medida de que uno vive
la cotidianidad, enfrentando y solucionando los problemas, se va enamorando de
la geografía, de los colores, de la inmensidad de las pampas, de la
tranquilidad que brota de cada esquina y de ese viento, que acompaña la vida de
las personas.
En
Puerto Natales me sentí en casa, desde el luminoso domingo de enero que llegué
a pasar mis vacaciones y por primera vez, sentí que podría vivir en una ciudad
distinta a Santiago.
Y
no es que ya lo haya visto todo, creo que me falta mucho por conocer de mi
país, pero cuando uno camina por Natales, además de conectarnos con todos los
puntos de la ciudad, las calles se van entrelazando con el corazón, haciendo
que uno se enamore del lugar. Y al regresar, parte de ese paisaje se quedó en
mi alma para siempre.