Chile tiene una costa de 6.435 kilómetros
de longitud, es decir, con un gran camino costero que permite tener una
gastronomía marina de primer nivel, pero tan compleja como la geografía
nacional.
Lo anterior permite que cada
plato sea una representación única del lugar donde se cocina creando un mosaico
culinario que surge del mestizaje de ingredientes aportados por indígenas,
conquistadores españoles e inmigrantes europeos, que fueron dibujando los
primeros trazos de lo que se conoce hoy como la cocina chilena.
Ella es producto de préstamos,
fusiones, creatividad y la originalidad caminen juntos y son estos los que han
hecho de nuestra comida algo típico y propio de nuestro país y que cada lugar
entrega a sus platos, considerados como propios por los habitantes de cada
zona.
Según el artículo “Mestizaje
culinario chileno, platos con historias”, escrito por Valerie
Ardiles Vial “la gastronomía
chilena se destaca por su variado sabor y color y es debido a la extensa
geografía de nuestro país, que las recetas son muy diversas en las zonas norte,
centro y sur.
Cada lugar es poseedor de
diferentes costumbres y productos; pescados, mariscos, carnes y aves que llegan
hasta su mesa, con distintas preparaciones y condimentos.
Por una parte, se encuentra nuestra tradición indígena
que se hizo sentir en las materias primas aprovechadas; la herencia española,
es decir, los hábitos gastronómicos y los usos y costumbres que trajeron los
conquistadores y por último, la influencia de los inmigrantes alemanes,
franceses e italianos.
Sabores del mar, de la tierra
Así es como nace la comida
chilena. Una mezcla entre recetas de nuestros ancestros y la suma de los
diversos colonos extranjeros que poco a poco se fueron asentando desde el norte
al sur del país.
Se sabe que nuestra herencia
culinaria, al igual que muchas otras, fue trasmitida de generación en
generación a través de la tradición familiar y de recetas guardadas como un
secreto por las diferentes familias, hasta que alguien decidía al fin publicarlas
como libro de recetas.
Efectivamente, a mediados del
siglo XIX, las imprentas recibieron las recetas manuscritas de las viejas
familias o conventos de monjas, que con el pasar del tiempo, se transformaron
en una tradición que permanece casi intacta en la actualidad.
La cocina del norte nace del aporte de los productos de las culturas indígenas del altiplano, también de la tradición mariscadora de los changos de la costa y la influencia de los diaguitas.
Las recetas de la zona central han tenido un variado aporte en su conformación; el aporte indígena, el de los campesinos chilenos y la influencia extranjera.
La cocina sureña, en tanto, recibe el aporte de la comida mapuche,
con sus productos y recetas autóctonas. Otro importante aporte es la cocina
chilota, característica por sus variedades de papas y platos de mariscos. Ambas
le dan una riqueza gastronómica muy amplia al sur de país”.
Pisco sour, vino chileno, empanadas o
pastel de choclo: son algunos de los alimentos que vienen a la mente cuando se
piensa en la gastronomía chilena. Pero hay mucho más que ofrecer en términos de
comida y bebida.
Si estás viajando por Chile, puedes
realizar una excursión culinaria desde la capital, Santiago, para
aprender más sobre la cocina local y, por supuesto, ¡probarla!, viaja a la
región de O’Higgins, especialmente a la costa donde los sabores del campo se
mezclan con los del mar.
¿Se te antojan unas machas a la
parmesana o un pastel de jaiba o unos locos mayo?
En la ciudad costera de Pichilemu, se ha
producido un desarrollo que ha mejorado la oferta gastronómica evitando que
alimentos terminen en la basura por que se echan a perder o por que vienen de
muy lejos o porque no se alcanzan a comercializar.
Un ejemplo de este trabajo de recuperación
patrimonial es el restaurante Oxalis, donde se une lo mejor del campo y el mar
de Pichilemu en una experiencia culinaria única, que aplica los criterios de la economía circular a la gastronomía
Y esto es posible gracias a la
planificación de las comidas y compras que en vez de ir a los supermercados sin
una idea clara de lo que se cocinará e ir escogiendo alimentos al azar, compran
sus productos a productores locales y esto facilita que no se usen y se echen a
perder.
Atendido por su dueño, el chef Toques Blanches, Danilo Robles, ofrece una carta de fondos con historia y territorios de mar y con apenas un año de funcionamiento el restaurante fue distinguido por Tripadvisor con el sello amarillo Travellers’ Choice Best of the Best 2025, el máximo reconocimiento de la plataforma más influyente del mundo.
“Para nosotros este logro
tiene un valor mayor: detrás de Oxalis están los pescadores, recolectores de
orilla y agricultores locales, con quienes rescatamos y ponemos en valor el
patrimonio gastronómico de la Región de O’Higgins”.
Este premio no es solo un reconocimiento internacional, sino que es una señal de que Chile tiene todo para convertirse en una potencia gastronómica y que el mundo puede venir a descubrirnos por nuestra cocina.