En Brasil las tradiciones
gastronómicas son tan variadas como su extensa geografía, e incluso ítems tan
básicos como el café y el pan pueden tener nombres distintos según el lugar o
la ocasión. Los trucos para hacerse entender y probar manjares que -aunque
parezcan exóticos- no lo son tanto.
Además, existe una
coincidencia de nombre que puede desorientar a los turistas chilenos a la hora
del desayuno donde un pan francés no es nuestra clásica marraqueta y por ello
estos tips serán de gran ayuda para degustar exitosamente una de las comidas más
importantes del día.
Café da Manhã
En Brasil se le dice café da
manhã al desayuno, aunque aquel sea un jugo, una tostada o un plato de frutas
acompañado con un té. Según los historiadores, el país es un gran productor de
café desde las primeras décadas del siglo XIX y a ello se debe la costumbre de
asociar a esa infusión con la primera comida del día.
En muchos de esos buffets
incluyen una plancha para preparar tapiocas, unas crepes de harina de
mandioca (por ende, sin gluten), usuales en desayunos y meriendas en diversas
regiones del país, que se comen recién hechas con rellenos salados o dulces y
bien vale la pena probar.
Pan francés
En Brasil se consumen cerca de
2,3 millones de toneladas de pan francés por año, y de lejos es la modalidad
más demandada entre decenas de variedades de panes que usualmente pueden
comprarse en cualquier tienda o panadería.
Un pancito francés a la
plancha (pão na chapa) con mantequilla, acompañado de un café humeante, es una
de las combinaciones clásicas para desayunar o merendar en cualquier casa o
panadería brasileña.
El tema es que
cuando no hay buffet y hay que pedir o comprar el pan, hay que adaptar el
pedido según la región del país, ya que el pancito cambia de nombre, a saber: Baixada
Santista (litoral de São Paulo): média; Brasilia: pão francês; Ceará: carioquinha;
Interior de San Pablo (Piracicaba, Ribeirão Preto): filão; Minas
Gerais: pão de sal; Pará: careca; Pernambuco: pão francês; Piauí
y Manaus: massa grossa; Rio de Janeiro: pão francés o pão
de sal; Rio Grande do Sul: cacetinho; Santa Catarina: pão de trigo; São
Paulo (capital): pão francês o pãozinho; Sergipe: jacó
Café
Y para quienes la combinación
de pan recién horneado y café es irresistible, mejor que tomen nota antes de
pedirlo. Brasil es el mayor productor mundial de café y el segundo mayor
consumidor después de Estados Unidos; la infusión es un baluarte histórico,
económico y cultural del país, pero cada presentación tiene sus códigos:
Americano o carioca: se trata
de café liviano, acuoso, con una concentración de unos 25 a 35 ml de café por
cada 20 ml de agua.
Coado (colado): es el
tradicional café hervido y servido tras pasar por un colador de tela o filtro
de papel. Es suave y aromático.
Com leite: puede ser el
café filtrado con leche caliente o el expreso con leche evaporada, que resulta
en más o menos la misma proporción entre los ingredientes. Tradicionalmente, se
toma en el desayuno o la merienda.
Doble: café fuerte, con
más cuerpo que un expreso.
Expresso: fuerte, de
máquina, cada vez más popular por la proliferación de las cafeteras portátiles
y de cápsulas. También se conoce como "café curto", ya que ocupa de
25 a 35 ml de la taza estándar de 50 ml.
Media: tradicional en
panaderías y bares, es una mezcla de leche con café expreso, más una fina capa
de espuma de leche.
Pingado: leche con un toque de café. Muy popular en los bares, panaderías y cervecerías, usualmente servido en vasos largos.
La proporción de leche y café es variable según el lugar, por eso, mejor estar atento para obtener la cantidad deseada según el gusto personal.
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