Marcelo Lanino, director del proyecto "Enoturismo del Vino
del Desierto" de la Universidad Arturo Prat, opina sobre la excepcionalidad de la
vendimia 2020.
Cada año, la llegada de la Vendimia es
sinónimo de fiesta y alegría por la nueva cosecha. No obstante, en el mundo del
vino las cosas ya no serán iguales.
La llegada del Coronavirus ha hecho, para
quienes trabajamos en el mundo de la vid, replantearnos a nivel mundial,
nacional y regional, la forma en que avanzaremos de aquí en adelante.
Para nadie es secreto que, debido a las
medidas sanitarias, las fiestas de la Vendimia de este año fueron suspendidas
en Chile dejando, a miles de turistas y amantes del buen vino, desesperanzado y
expectante ante este nuevo y complejo escenario.
En ese sentido, nuestro proyecto
“Enoturismo del Vino del Desierto” de la Universidad Arturo Prat, ha vivido su
Vendimia más dura ya que, no sólo hemos tenido que suspender un evento que para
muchos era el más esperado del año, sino que también, la cosecha (real
Vendimia) tuvo un gran desafío en términos de considerar, todas las medidas
sanitarias para quienes realizan esta labor y que hoy para un segmento (
mayores de 60 años y enfermos crónicos), no les fue posible participar dejando
así, a sólo a una parte del equipo vivir
la magia de cosechar en el desierto más árido del mundo.
Pero no todo es mal augurio, ya que debemos
ser conscientes que al igual que el ciclo de la vid y el vino, todo evoluciona y,
por ende, hay que asumir y probar nuevas instancias que permitan seguir
potenciando nuestro mayor orgullo nacional.
Es así, que nuestra nueva carta de
navegación vitivinícola del desierto, recalará en el mundo digital, de manera
de dar un salto y así seguir siendo una vitrina para generar nuevas instancias
y oportunidades.
La Vendimia 2020 será difícil de olvidar,
pero cuando todo pase, estoy seguro de que brindaremos juntos por los nuevos
frutos y el futuro que hoy, debe adaptarse y abrirse a un sinfín de nuevos
desafíos para todos y todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario