Y es que una vez termina el año, los carnavales empiezan a desplegar una agenda de fiesta y celebración enmascarada que se prolonga hasta justo antes de la cuaresma y Aruba no es la excepción.
Documentados
desde la Edad Media, los carnavales son una época de juerga y baile en la que
varios pueblos del mundo dan rienda suelta a su espíritu más fiestero, justo
antes del conteo regresivo para la fecha más sagrada del catolicismo: la Semana
Santa.
Los
orígenes del Carnaval de Aruba están enraizados en esta tradición, por eso, en
sus 70 años, la fiesta más importante de la isla se celebra del 5 de enero al
14 de febrero.
¿Más 40 días de fiesta? Puede
parecer exagerado, pero todo está, en realidad, perfectamente planeado. Esta
temporada de alegría y convivencia, llena de pomposos desfiles, trajes
exuberantes, multitudes alegres y mucho calipso, soca y tumba —ritmos que,
estamos seguros, te cautivarán— tiene una agenda que va creciendo en emoción
hasta alcanzar a su punto cumbre con la quema del King Momo o, como se dice en
dialecto local papiamento, el kimamento di Momo.
Carnaval de Aruba, una tradición que une a la isla
¡Pero
un momento! No nos apresuremos. Antes de llegar a este punto hay muchas cosas
más por decir. La historia se remonta, para situar un punto cronológico exacto,
en la década de 1930, con la prosperidad económica de Aruba y las muchas
actividades sociales propias de los clubes de la época.
Fue
allí en donde comenzaron las primeras fiestas, a las que siguieron improvisados
desfiles en autos decorados con hojas de palma.
La
tradición comenzó a forjarse aún más con la llegada de inmigrantes de Trinidad
y otras islas británicas que trajeron sus propias manifestaciones carnavalescas
y fueron dando forma a este acontecimiento
cultural de influencias africanas y
europeas.
Luego,
en 1945, con motivo de la victoria Aliada en la II Guerra Mundial, se celebró
el primer desfile de carnaval para conmemorar la ocasión.
Con
el paso de los años, el Carnaval se fue celebrando en todas partes de la isla y
convirtiéndose de a poco en esa esperada fiesta anual que une a los
arubianos —y cada vez más a los turistas— en torno a la alegría y
desparpajo propio del Caribe.
Fue
así como en 1954 se centralizaron las actividades del carnaval —de ahí sus
primeros 70 años este 2024— y en 1966 se creó la Fundación del Carnaval de
Aruba para organizar todos los eventos y estableciendo un punto inicial: el
desfile de antorchas (fakkel), que prende el espíritu del Carnaval.
De
allí en adelante hay mucho para ver y hacer en la isla: la simpática elección
del príncipe y el pancho; la elección de la reina del carnaval (y de la reina
joven), concursos de tumba y calipso para grandes y chicos; y los imponentes
desfiles con los más pomposos y coloridos disfraces, confeccionados con amor y
dedicación durante semanas y meses y en torno a los cuales se prende la fiesta.
La
recta final del Carnaval de Aruba lleva a sus participantes y espectadores a un
éxtasis de color y creatividad difícil de olvidar: el Gran Desfile de Carnaval
San Nicolás, el 10 de febrero y el Gran Desfile de Carnaval de Aruba, el 11 de
febrero, en Oranjestad.
No cabe duda, el Carnaval de Aruba expresa la creatividad, iniciativa, imaginación y alegría de vivir ilimitadas del pueblo de Aruba. Una verdadera Isla Feliz y una experiencia única para los que visiten este destino caribeño en esta época del año.
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