Uno de los barrios más tradicionales la
ciudad de Santiago es el barrio Yungay, cuya vida gira en torno a la plaza del
mismo nombre y en la cual está el monumento al roto chileno, realizada por Virginio
Arias en 1888
En él, intelectuales y profesionales se instalaron en la zona, con residentes connotados como Domingo Faustino Sarmiento, Augusto D'Halmar, José Victorino Lastarria, Joaquín Edwards Bello, Eusebio Lillo, Ignacio Domeyko, o el geólogo Amado Pissis entre muchos otros y fue retratado en la literatura a través de las obras de Augusto D’Halmar y Nicomedes Guzmán.
Aquí, encontrarás buenos restaurantes
entre almacenes de barrio, Iglesias patrimoniales, peluquerías y ferias libres,
museos y zonas residenciales y que las organizaciones vecinales han impulsado
los lazos comunitarios de este lugar.
Una de esos edificios patrimoniales es la
Peluquería Francesa, símbolo de la historia de este barrio capitalino.
Su historia comienza cuando el joven francés
Emilio Lavaud, llegó a Chile mediados del siglo XIX con su esposa y su
pequeño hijo a trabajar como agricultor en el sur del país. Poco tiempo después
de llegar a Chile, contrae bronconeumonía lo que le causó la muerte.
Su joven viuda y pequeño hijo, bajo la
protección del Consulado de Francia, fueron trasladados a Santiago a una casa frente
a la Plaza Yungay, donde funcionaba desde 1868 una barbería, dirigida por el
inmigrante francés Victorino Tauzán y como atendía al personal del Consulado, se
le denominaba “Peluquería Francesa”, lo que le dio un sello especial al lugar.
A la muerte de Tauzán, Emilio Lavaud hijo
se hizo cargo de la barbería conservando el sello que le caracteriza: una
barbería y salón de peluquería a la usanza europea.
En 1918 se notificó la demolición del
edificio y la peluquería debió trasladarse a la calle Santo Domingo entre
Libertad y Esperanza, pero, en 1925, se incendió y por ello se cambian a la
calle Compañía de Jesús esquina Libertad a un hermoso edificio clásico de dos
pisos con puertas de acceso a las dos calles, su actual ubicación.
Después de la muerte de su padrastro
Victorino Tauzan, Emilio Lavaud hijo se hizo cargo de la Peluquería Francesa
conservando el sello que le caracteriza. En 1982 don Manuel Cerda Asenjo quien,
al fallecer, en 1988 don Emilio Lavaud quedó a cargo de la peluquería, y años
más tarde, traspasó la administración a Cristian Lavaud Oyarzún, nieto de
Emilio Lavaud hijo, quien junto a su familia dan vida a la cuarta generación de
Peluquería Francesa.
Inspirándose en la estética europea del
edificio, su ambiente y tradición inició un nuevo proyecto: el Boulevard
Lavaud, un lugar novedoso de encuentro, Restobar y Cafetería, considerado como
Centro de Conservación Histórica, convirtiéndose en el Portal donde comienza la
Ruta Patrimonial del antiguo Barrio Yungay.
De a poco se convirtió en un espacio
alternativo para los jóvenes artistas, atraídos por esa imagen tradicional,
como detenida en el tiempo, y su estilo europeo o “afrancesado” que mantiene
hasta hoy.
Mucho de eso se debe a la conservación de
mobiliario, rescate desde remates, y conservación y mantención de las herramientas
de trabajo lo que permite unir el pasado no solo del local sino de quienes van
a conocer el lugar ya que van encontrando muebles, adornos que muchos vieron en
la casa de sus abuelos o en los antiguos almacenes de barrios, creando una línea
de tiempo entre la fundación de la peluquería, la historia chilena y el
presente.
Como plato de fondo está Boef Bourguinon
(suaves cortes de vacuno estofado junto con champiñones parís, cebollitas perla,
panceta ahumada, verduritas del huerto y vino tinto reserva. $16.900).
Lo bueno de estas preparaciones es que no están excesivamente condimentadas, son platos donde se puede apreciar cada sabor.
Entre los postres sobresale el Bom Brülée
(exquisito bombón chocolate relleno de crème brûlée acompañado de salsa de mango,
maracuya, quenelle de helado y bigote de chocolate. $5.800). Un gran detalle es que ponen el helado de vainilla sobre una cama de coco rallado, que impide que se deslice por el plato mientras se come.
Y como estamos cerca del día de Francia, les dejo la receta de la sopa de cebolla de la Cata Sánchez Montes, especial para estos días fríos.
Ingredientes: 4 cebollas grandes, cortadas
en rodajas finas; 2 cucharadas de mantequilla; 2 cucharadas de aceite de oliva;
4 tazas de caldo de carne o de verduras; 1 taza de vino blanco seco; 2 hojas de
laurel; 1 ramita de tomillo fresco (opcional); Sal y pimienta al gusto; 4
rebanadas de pan baguette; 1 taza de queso gruyere rallado.
Instrucciones:
En una olla grande, derrite la mantequilla
junto con el aceite de oliva a fuego medio. Agrega las cebollas y cocínalas
lentamente hasta que estén doradas y caramelizadas, aproximadamente durante 30
minutos. Remueve ocasionalmente para evitar que se quemen.
Añade el caldo de carne o de verduras a la
olla con las cebollas caramelizadas. Luego, vierte el vino blanco y agrega las
hojas de laurel y la ramita de tomillo fresco.
Condimenta con sal y pimienta a gusto. Deja que la sopa hierva suavemente durante unos 15-20 minutos para que los sabores se mezclen.
Mientras tanto, precalienta el horno a
180°C. Pon las rebanadas de pan baguette en una bandeja para hornear y
tuéstalas en el horno durante unos minutos hasta que estén crujientes. Reservar.
Retira las hojas de laurel y la ramita de tomillo de la sopa. Ajusta sazón si
es necesario.
Para servir, coloca tazones individuales
aptos para horno en una bandeja para hornear. Llena cada tazón con la sopa
caliente y pon una rebanada de pan tostado encima. Espolvorea generosamente con
queso gruyere rallado.
Lleva a horno precalentado y gratina durante unos minutos hasta que el queso se derrita y este de un lindo color dorado. Retira con cuidado la bandeja del horno y sirve inmediatamente.
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