La construcción de estos caminos implicó
conocimientos diversos conocimientos pues, en la zona de Tarapacá, hay espacios
ecológicos y geográficos distintos y se construyeron desde senderos hasta verdaderos circuitos de
tránsito de caravanas que cruzaron los territorios a ambos lados de Los Andes.
De lo anterior, se desprende que, a la
llegada de los españoles, el actual norte de Chile era un mosaico de redes
viales, lo que explica la intensa actividad económica, que hubo en esta región
de los Andes (Hyslop 1984; Vitry 2000).
Una de las localidades que se encuentra en
esas rutas patrimoniales, es la localidad de Huasquiña, oasis de la comuna de
Huara, de la región de Tarapacá, Chile, a 150 kilómetros de Iquique.
Con una altura máxima de 2.000 metros en
las cumbres de sus cerros y de origen Aymara, ha sido testigo de distintas épocas
y transiciones al vivir la conquista Incaica, española y luego su anexión a
territorio chileno luego de la guerra del Pacifico.
El nombre proviene por los cerros que
protegen al poblado. Los españoles los asimilaron a las "Basquiña",
un tipo de falda española y como los pobladores originarios no podían
pronunciar esa palabra correctamente, quedo en Huasquiña.
La flora principal en la localidad es los árboles de membrillos, peras de pascua, granadas, mangos y naranjas. Una de las épocas importantes es la denominada "Poda", período en donde los membrillos deben ser podados. Se aprovecha de limpiar las heras y sectores de siembra.
También existen hierbas autóctonas del
valle, como la sorona, cola de caballo, cola de zorro, cañaverales, matico y
otras que están por toda la quebrada. La producción agrícola aún se realiza de
manera milenaria, en forma de terrazas y regadas con el método de inundación y
la fauna silvestre característica de esta zona son cóndores, gatos Colo Colo, patos,
zorros entre otros.
Kalapurca |
Entre diciembre a marzo acontece el
denominado invierno "Altiplánico", cuando masas de aire provenientes
de las amazonas producen lluvias estivales en la zona, posibilitando bajadas de
agua y crecidas de ríos lo que permite que se llenen las napas subterráneas de
las quebradas.
Para conectarse, las comunidades en el
desierto de Tarapacá, usaban el caballo, los burros y las mulas por su
capacidad de carga y resistencia a las distancias.
Luego, con la llegada del ferrocarril
primero y luego con la aparición del automóvil y la construcción y
pavimentación progresiva de caminos y carreteras, se dejó de lado el uso de
animales para el transporte de personas y de carga.Parroquia de
San Andrés
Durante la década del 2000, Héctor Álvarez,
junto a un grupo de amigos, fundaron la agrupación "Cabalgata de San Andrés
de Huasquiña", que nace como una manda de fe con el patrono que consiste en
la realización de una cabalgata en el mes de noviembre de cada año, que se inicia
y termina en el poblado de Huasquiña.
En el poblado de Huasquiña, cuentan con una granja interactiva para que en familia disfruten de una experiencia única.
Allí, los visitantes podrán alimentar, cuidar e interactuar con los diversos
animales que tienen y que son criados a la antigua usanza Aymara, en corral de
piedras y alimentados con alfalfa producida en el mismo poblado y también,
pueden encontrar gallinas, patos, chivos, caballos y vacas
“Nuestra meta es redescubrir las rutas de
nuestros antepasados, rindiendo un homenaje a los pueblos originarios de la
región de Tarapacá por su sacrificio en la conquista del desierto.
Los
abuelos fueron Don Antolín Perea y Porfiria Ríos. Ellos tuvieron 12 hijos, de
los cuales existe una gran lista de descendientes de esta familia”, señala Alan
Álvarez.
Héctor Álvarez junto a su hermano y primos
se criaron desde niños en el poblado, pasando sinfines de vivencias en su
infancia y juventud. Junto con Anne Alday e hijos, siguieron visitando el
pueblo y aprendiendo de la cultura de Huasquiña.
“Desde los abuelos, se traspasó a toda la familia, la cultura de trabajo, cuidado y respeto al pueblo, junto con sus costumbres, celebraciones y la comunidad”, finalizó Alan.
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