Existen dos temporadas en las que más
visitantes nacionales recibe: durante el invierno, donde se pueden aprovechar
sus reconocidas pistas de esquí; y durante Semana Santa, donde se puede
disfrutar de una de sus celebraciones más tradicionales: la Fiesta del
Chocolate.
Este año, la celebración tendrá lugar entre el 14 y el 17 de abril, con especial atención en la ya anunciada barra más larga del mundo, que los maestros chocolateros tendrán montada para esta edición y que en otras ocasiones ha preparado nada menos que dos toneladas de chocolate.
Y como si fuera poco, también habrá un paseo dedicado exclusivamente al chocolate, que recorrerá algunas de las chocolaterías más conocidas de la ciudad.
En este circuito, se podrá encontrar
una casa construida totalmente con chocolate, espectáculos, juegos y
huevos de pascua artesanales.
Chocolate: Un símbolo de Bariloche
¿Cómo se convirtió este alimento en un símbolo de Bariloche? La tradición chocolatera llegó junto a los sueños de inmigrantes, que arribaron a Argentina en busca de un nuevo comienzo luego de la Segunda Guerra Mundial. Las incursiones gastronómicas -que combinaron la cocina europea con alimentos típicos de la Cordillera de los Andes- dieron lugar a nuevos y espectaculares sabores.
Inés Secco y Aldo Fenoglio fueron uno de
aquellos inmigrantes. Este matrimonio viajó desde Italia a Bariloche, abriendo
en 1948 su fábrica de chocolates “Tronador”.
or accidente, Aldo creó el emblemático chocolate en
rama, luego de derramar la preparación sobre la mesa y levantarla con una
espátula.
En “Tronador” se formaron muchos maestros chocolateros, que luego abrieron sus propias casas y que hoy se pueden visitar en la Ruta del Chocolate, en el centro de Bariloche.
Las tradicionales recetas fueron combinándose con los sabores regionales, ofreciendo hoy más de 200 variedades; con licores, mousses, frutos secos o el clásico dulce de leche argentino, entre muchos otros.
¿Qué hace único al chocolate barilochense?
El sabor característico del chocolate de Bariloche se debe a que es puro y artesanal. Pero también hay otros quienes dicen que lo mejor de este dulce es que se degusta en medio de los increíbles paisajes naturales que ofrece esta ciudad y sus alrededores.
Incluso, en su versión bebible, como chocolate caliente, que es un fiel compañero de aventuras para los recorridos por los lagos y montañas.
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