Un día muy especial para muchos, donde se resalta la importancia del amor y que, pese a la creencia de su origen comercial, viene de mucho antes.
Esta festividad, asimilada por la iglesia católica, se
remonta al siglo III en Roma, donde un sacerdote llamado Valentín se
opuso a la orden del emperador Claudio II, quien decidió prohibir la
celebración de matrimonios para los jóvenes, considerando que los solteros sin
familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras y vínculos
sentimentales.
Locos chilenos |
Al enterarse, Claudio II sentenció a muerte a San
Valentín, el 14 de febrero del año 270, alegando desobediencia y rebeldía.
Por este motivo, se conmemora todos los años el Día de San Valentín.
Hay muchas formas de celebrar este día. Levantarse temprano para ver al hombre con que se casaran; enviar flores el día flores blancas prensadas, llamadas “gotas de nieve”; enviar cartas graciosas que no se firman con el nombre; enviar tarjetas de felicitación.
Fritatta |
Lo cierto, que ninguna reemplaza una exquisita cena con
la pareja y que sea terminada con un postre que deje recuerdos.
Ubicado en el corazón del cerro Esperanza, (Bellamar
301, Valparaíso, Chile) el restorán Portofino que, con los años se ha
convertido en un clásico de la Quinta Región, no se queda al margen de esta
celebración.
Filete |
Para esta celebración, se han preparado dos menú con dos opciones de entradas, sus respectivos fondos y sus infaltables postres.
La primera alternativa es una entrada de Frittatina
Napolitana, que es una croqueta de spaghetti trufada al queso cremoso.
Luego viene atún de la pasión; que es un atún con
costra de pistachos acompañados de vegetales confitados y salsa de la pasión
(glazzé de maracuyá) y el postre es una sugerencia especial para San Valentín,
una esfera de frutillas a la crema
Semifrío |
Estos moluscos, vienen acompañados de lentejas francesas, yogurth de
salsa verde, polvo de cilantro y gotas de clorofila. Le acompaña, como plato de
fondo, un filete Di Móbella, que consiste en carne de filete grillado con
croute de queso provolone sobre espinacas salteadas en mantequilla,
reducción de aceto y cipollinis.
Y el postre es emifrío de crema a la pimienta con insert de frutilla, sobre brownie y glaseado con chocolate bitter acompañado de ganache de chocolate gel y sorbete de frutilla.
Un postre que busca despertar los sentidos y las emociones, sobre todo si se comparte con la pareja al lado del mar y bajo las estrellas de Valparaíso.
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