En esta zona las precipitaciones son escasas alcanzando
solo entre 100 a 300 mm anuales y además existe una alta fluctuación de
temperatura, con 40°C en el día y de -8°C durante la noche. Esta planta, genera
un pequeño tubérculo, que es una alternativa atractiva como alimento en el
actual escenario de cambio climático.
Pensar en el avance de la desertificación hacia el
centro del país y la necesidad de generar nuevos cultivos que resistan esas
condiciones. Es la génesis del proyecto patrocinado por la Pontificia
Universidad Católica (PUC), con el apoyo de la Fundación para la Innovación
Agraria (FIA) que apunta a establecer la papa del desierto como un nuevo
cultivo capaz de crecer en suelos marginales.
Serán cuatro años de trabajo con esta planta. Si bien
la papa del desierto no ha sido cultivada, se tienen registros de que era
recolectada y consumida por los antiguos lugareños y pastores que recorrían
esta zona del desierto de Atacama.
El Dr. Rodrigo Gutiérrez, coordinador principal del proyecto, ha estudiado por más de 10 años distintas plantas que crecen en el desierto, incluyendo a Hoffmannseggia doelli. Dentro de los resultados más notables, el equipo del Dr. Gutiérrez ha revelado que la papa del desierto posee un gran valor nutricional, siendo rica en potasio, fibra, hierro y magnesio.
“Esta planta forma en sus raíces tubérculos que en la antigüedad fueron alimento de pueblos originarios. También destaca porque crece en suelos con baja disponibilidad de nitrógeno, que es un nutriente clave.
Para
ello realizaremos la ejecución en diferentes centros y uno de ellos es el
Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio), que cuenta con una vasta
trayectoria en la materia”, comenta Rodrigo.
Específicamente el proyecto sobre la recuperación de la papa del desierto, fue una de las 29 iniciativas impulsada en la última Convocatoria Nacional de Proyectos 2020-2021 de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), y que responde a unos de los desafíos estratégicos del sector, como lo es la eficiencia hídrica y adaptación al cambio climático.
En este escenario, uno de los principales desafíos que
enfrenta la agricultura es adaptar cultivos a condiciones ambientales
estresantes, teniendo en cuenta además que se requiere aumentar la
productividad para alimentar a la creciente población mundial.
“Una opción para abordar este problema es el uso de
cultivos ancestrales, actualmente no impulsados ya que la agricultura
industrializada ha apostado por cultivos más rentables, sin embargo, la
revaloración de plantas ancestrales endémicas abre una nueva oportunidad.
Para lograr dicho
objetivo, se espera estandarizar un protocolo de cultivo de la papa en
condiciones de sequía y baja disponibilidad de nitrógeno y transferir a una
asociación productora de papa del norte de Chile”, dice el director ejecutivo
de FIA, Álvaro Eyzaguirre.
Para intentar posicionar esta planta como un cultivo,
la Dra. Viviana Araus, del iBio y parte del equipo, explica que estandarizar un
protocolo de cultivo y manejo en condiciones de sequía y baja disponibilidad de
nitrógeno, y transferirán todo el conocimiento a la Asociación de agricultores
de Socaire, en el norte de Chile. Se contempla también el diseño de una
estrategia de comercialización de productos de papa del desierto en el mercado
nacional para apoyar a los agricultores.
Por otro lado, se busca incluir a los agricultores en
la optimización del protocolo, al realizar las pruebas de campo en directa
colaboración con las y los trabajadores de la zona norte del país.
“A ellos les entregaremos los protocolos para que lleven a cabo las pruebas de cultivo de la papa del desierto y recibiremos sus observaciones del proceso, tomando en consideración el conocimiento campesino y la construcción de conocimiento conjunto con el equipo técnico del proyecto.
Finalmente esperamos terminar el proyecto teniendo un producto sostenible en el
tiempo que permita la comercialización de esta papa”, concluye Araus.
Es importante señalar que esta iniciativa se enmarca en el trabajo que está liderando FIA en la macrozona norte para instalar un Laboratorio Natural para la Agricultura del Desierto, con el objetivo de instalar una hoja de ruta para estudiar y fomentar una agricultura adaptada a los fenómenos extremos.
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