La Ruta Ecológica que se extiende por la costa de los estados vecinos de
Pernambuco y Alagoas -al noreste de Brasil- comprende unos 25 km, a lo largo de
los cuales se encadenan pequeñas ciudades accesibles a pie, bicicleta, en jangada (lanchas
planas que no dañan los corales) o en paseos de buggy, un clásico de la
zona.
La ventaja de São Miguel dos Milagres es que aún es un espacio poco
explorado por el turismo y conserva el ambiente apacible de pueblo de
pescadores, sin grandes movidas festivas ni multitudes.
La ciudad cuenta con cinco playas muy preservadas que pueden recorrerse
a pie, pero el pase de una a otra se puede complicar con la suba de las mareas
(es importante consultar siempre antes de hacer la travesía).
Una historia dada por cierta en el pueblo es que su nombre oficial era
Parroquia de Nuestra Señora Madre del Pueblo, pero que cambió de nombre después
de que un pescador encontrara en la playa un trozo de madera cubierto de musgo
y algas.
Cuando se lo llevó a casa para limpiarlo, descubrió que era una imagen
de San Miguel Arcángel, que probablemente se había caído de un barco. Cuando
terminó de limpiarla, el pescador percibió con asombro que una herida
persistente que le aquejaba desde hacía tiempo se había curado por completo.
Paseos por la costa
Porto da Rua es una especie de "pequeño centro" de São Miguel
dos Milagres, y su costanera es amplia, delineada por una fila de palmeras y
concentra la mayoría de la oferta gastronómica de la zona.
Cuando la marea baja, el mar se "retira" y hay que caminar
varios metros para acceder al agua. La caminata desde la Praia do Toque hasta
Porto da Rua -a la sombra de las palmeras- insume unos diez minutos e incluye
la vista de un mar calmo y cardúmenes de peces.
Patacho es, por lejos, la playa más linda del pueblo. Sus aguas son
transparentes y cálidas y la arena es muy clara, perfecta para practicar snorkel, gracias
a sus piscinas naturales a las cuales sólo se puede acceder con la marea baja.
En suma, para sacarle provecho al paseo, conviene salir temprano en
alguna excursión y luego disfrutar el resto del día chapoteando en la playa más
cercana. El sueño atacará temprano, pero no importa: en São Miguel dos Milagres
la vida nocturna es casi inexistente, salvo en la temporada alta de Carnaval y
en la fiesta de Reveillon, para despedir el año, cuando la consigna es ver el
amanecer bailando en la playa. Durante el resto del calendario, se trata de un
lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza y madrugar para aprovechar el
día.
En baja temporada, los precios son muy accesibles por persona, por
ejemplo, un paseo en buggy cuesta 50 reales (unos 10 dólares); un
paseo en balsa (muy recomendable), 40-45 reales; y una comida para dos, desde
60 reales, sin bebidas.
Como el destino se ha posicionado como exclusivo y boho chic, para
el alojamiento hay un amplísimo rango de precios que va desde 250 reales por
noche en habitación doble hasta 2000 reales por cabañas con piscina privada, a
pocos pasos de la playa.
São Miguel dos Milagres es un destino siempre cálido, por lo que se puede disfrutar del mar en cualquier época del año. La tranquilidad del lugar es permanente, salvo en las épocas ya mencionadas de fin de año (Reveillon) y Carnaval. La temperatura media anual es de 25 °C y las lluvias aisladas son más frecuentes entre abril y agosto; el mes más lluvioso es julio, si bien igual hay días soleados durante el invierno porque a menudo las lluvias son pasajeras.
Cómo llegar
Por vía aérea se puede llegar desde el aeropuerto de Recife (Pernambuco)
o desde Maceió (Alagoas). Hay unos 100 km entre Maceió y São Miguel dos
Milagres. Una de las formas de realizar el recorrido es a través de la AL-101,
que recorre la costa y se puede aprovechar para hacer paradas en el camino del
litoral.
Entre Recife y São Miguel dos Milagres el camino insume unas cuatro horas y, aunque es un viaje mucho más largo que desde Maceió, algunos optan por esta ruta para visitar antes destinos como Porto de Galinhas y Maragogi.
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