“Según su grado de humedad este demandado producto se puede clasificar
en tres grandes tipos: duros, semiduros y blandos. Los quesos duros se
caracterizan por tener una textura firme y compacta.
Estos pasan por un proceso de maduración más largo, lo que los hace más
sólidos y menos húmedos, en comparación con otros tipos”, explica Matías
Hardessen, gerente de Negocios de ICB Food Service.
Entre los más reconocidos en la industria Food & Service son:
parmesano, parrano, reggianito o argentino, quattrocento, entre otros, con los
que se pueden realizar distintos tipos de preparaciones como quiches, pizzas y
ensaladas.
Los quesos semiduros, en tanto, contienen una amplia gama de
sabores, desde suaves hasta intensos y pronunciados. Algunos de los más
conocidos son los gauda, mozzarella, cheddar, provolone, entre otros.
Pueden utilizarse en sándwiches, ensaladas, platos gratinados, pizzas y
como acompañamiento de vinos y frutas, y son ideales para rallar debido a su
textura firme.
Finalmente, tal como señala Hardessen, “los quesos blandos se
caracterizan por tener una textura suave, cremosa y húmeda. La mayoría se
someten a un proceso de maduración relativamente corto en comparación con otros
tipos, lo que significa que no desarrollan sabores tan intensos”.
Entre estos, destacan el queso azul, la ricotta, queso crema, burrata,
entre otros, que pueden usarse para untar, en bocadillos, sándwiches, ensaladas
y como rellenos para pasteles y postres como tiramisú, cheesecakes y
mouses.
En ICB Food Service, empresa líder en la comercialización y distribución de alimentos en el canal Horeca, que comprende a restaurantes, hoteles, y cafeterías entre otros lugares, se distribuyen más de 50 productos de esta categoría en distintos formatos y gramajes desde Arica a Chiloé, entre los que se encuentran destacadas marcas internacionales como Josep Llorens, Granarolo, Leprino, Molfino y quesos nacionales de El Calvario, La Vaquita, Lanalhue, entre otros.
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