“El proyecto consiste en ser el primer sucedáneo yogurt
alto en proteína de grado vegetal, en este caso con un aislado proteico de
lupino, siendo una leguminosa apta para trabajar directamente en matrices
alimentarias líquidas y semi sólidas, como es el caso del yogurt.
Es por lo que también estamos trabajando al alero de
colaboradores como el Centro de Genómica Nutricional Agrocuícola de Temuco,
CGNA, para poder generar un producto que tenga características proteicas,
nutricionales y a la vez que se pueda digerir de buena manera”, explicó el Jefe
de Operaciones en la empresa Yoggie y ejecutor a cargo del proyecto, Diego
Catalán.
Hace siete años cinco cooperativas conformadas por más de 200 familias mapuche de La Araucanía cultivan lupino, planta que requiere 70% menos de agua que otros cereales; es decir, basta con las aguas lluvias para su crecimiento y uso como recambio de suelo. La leguminosa finalmente es comprada trimestralmente por los jóvenes en formato harina y aislado de proteína de lupino.
En esa línea, el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre,
sostiene que el lupino, una alternativa a la soya, que por lo general se ha
utilizado en la industria de los salmones, “posee excelente perfil de
aminoácidos, llegando a un alto nivel de pureza del 91-95% de proteína, lo que
les permite a los jóvenes elaborar un producto inocuo con calidad de origen
regional a base de una planta leguminosa que entrega valor a la diversificación
agrícola”.
La empresa, que opera desde la comuna de Loncoche,
lleva más de dos años funcionando y comercializa bebidas, salsas y sucedáneos
de yogures todo en base a vegetales, con ventas totales de más de 80 mil
unidades en diferentes góndolas del país.
La meta es que, en abril del 2022, este nuevo alimento
completamente apto para veganos, llegue a los supermercados del país, pero
antes son varias las etapas que se deben cumplir sobre todo con lo que tiene
que ver con las características del alimento.
“Estamos trabajando en cuanto a su formulación, haciendo estudios científicos para mejorarlo, por ejemplo, el amargor del lupino que es una característica de las leguminosas.
Trabajamos para equilibrar
los perfiles organolépticos, que tenga una fermentación correcta y llegar a los
10 billones de bacterias que se requieren para ser considerado prebiótico, es
decir, que sea capaz de tener una concentración probiótica cien veces más alta
al de un yogurt comercial”, cierra Diego Catalán.
Es importante recalcar que además del retail, el proyecto considera una vinculación comercial con entidades públicas y privadas que requieran abastecerse con alimentos nutritivos y vegetales. Para información permanente del proyecto, visita los canales digitales @yoggiechile.
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