Esta fecha fue instaurada en 2015 y se celebra cada 4
de septiembre, como una forma de reconocer la importancia histórica, cultural y
económica del vino –Chile es el cuarto exportador mundial después de Francia,
España e Italia– y rendir un homenaje a sus productores.
La Región de Ñuble concentra el mayor número de usuarios
de INDAP en el rubro viñas, 2.304 de un total de 3.905 a nivel nacional, los
que durante 2020 recibieron incentivos y créditos del servicio por un total de
$547 millones, destinados a mejorar los rendimientos prediales y apoyar los
centros de vinificación y acopio de uva, las iniciativas de enoturismo y los
procesos de comercialización y promoción de vinos.
Como resultado de las inversiones, los vinos de la zona han dado un gran salto en calidad, prestigio y galardones: el año pasado 47 pequeños productores de Ñuble participaron con 82 etiquetas en la categoría Vinos Campesinos del concurso internacional Catad’Or Wine Awards y consiguieron 23 medallas, dos de ellas de Gran Oro: Mayor Tesoro Cinsault 2019, de la Viña Ramírez, de Coelemu, Mejor Vino Ancestral 2021, y Caudillo Benavides Cinsault 2020, de Viña Alto Piedra, de Quirihue.
“En este Día del Vino queremos saludar desde el valle
del Itata a todos los viñateros y productores vitivinícolas de Chile y en
particular de esta zona, que trabajan en viñas ancestrales y cuyo esfuerzo de
largos años se ha transformado en un gran atractivo, produciendo espumantes,
pipeños y vinos que son cada vez más demandados en los mercados”, dijo Carlos
Recondo.
Añadió que con tenacidad y los instrumentos de INDAP,
los productores de vino del Itata, muchos de ellos jóvenes, “se han asociado
para adquirir maquinarias y nuevas tecnologías que hoy les están permitiendo
mejorar su producción, modernizar viejas viñas e impulsar el enoturismo, con un
relato de historia ancestral desde un territorio que guarda un gran
tesoro”.
La visita de Recondo a la zona partió en la Viña Lomas de Llahuén, de Portezuelo, creada en 1986. Al frente de este negocio familiar, que busca preservar la cultura campesina y revalorizar el vino pipeño “a la antigua” (fermentado en madera vieja chilena, sin uso de sulfitos ni nutrientes), está el viticultor y enólogo Gustavo Riffo, usuario de INDAP desde 2015, quien se ha adjudicado diversos proyectos para la implementación de su bodega.
En 2019 inició un proyecto de enoturismo para aprovechar la infraestructura patrimonial de la viña y hoy cuenta con un mirador, sala de ventas, canopy y servicio de cabalgatas para los visitantes.
También impulsó, junto a otros productores jóvenes de la zona, una ruta
denominada Travesía del Pipeño, cuyo objetivo es “abrir nuestras casas y
bodegas para que la gente conozca un vino lleno de cultura y tradición”.
“Somos la nueva savia de la agricultura del Itata y
estamos convencidos de nuestro trabajo. Acá tenemos todo para vivir bien: un
paisaje impagable y viñas que representan una historia de más de 400 años.
Actualmente estamos bailando con la niña bonita de la fiesta”, comentó Riffo,
cuya viña obtuvo medalla de plata en el Catad’Or Ancestral Wine Awards 2019 con
su Cinsault del Cerro 2017.
En la localidad de Cerro Negro, Quillón, Carlos Recondo visitó la bodega de la empresa asociativa campesina Nobles Viñedos, integrada por cinco productores de espumantes y vinos de viñas viejas y que además presta servicios a otros emprendedores.
De su producción
son los elogiados Alin Brut Moscatel de Alejandría 2017 y Dulce Misterio
Cosecha Tardía Moscatel de Alejandría, ambos con medalla de plata en el
Catad’Or Ancestral Wine Awards 2019, y el innovador wine cooler Bullicio.
Entre 2019 y este año, la empresa recibió alrededor de $50 millones
para adquirir cubas, una prensa hidráulica y equipos de frío y para el manejo
de espumantes.
La sociedad también se ha sumado al enoturismo, cada
vez más bullente y solicitado, con tours por los viñedos, sala de procesos y la
bodega, degustaciones y ventas.
El recorrido de Carlos Recondo también incluyó una
visita a la Cooperativa Agrícola y Vitivinícola Cerro Negro (Coovicen), de
Quillón, conformada por 60 productores de uva vinífera. Gracias a las
herramientas de INDAP, la organización cuenta con una moderna planta de
vinificación que entró en operaciones en 2018 y en la que este año alcanzaron
una producción de un millón de litros.
Coovicen también forma parte de la cooperativa de segundo grado Vinos del Valle de Itata, la que se asoció esta semana a la bodega Cucha Cucha de Empresas Arauco para potenciar la vinificación asociativa.
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