Según la agencia clasificadora de riesgo, Moody, la
era post covid espera fuertes cambios en las tendencias de consumo de
alimentos, en donde básicamente se refuerzan aspectos como seguridad/inocuidad
de los productos, relaciones sustentables con los proveedores, mayores
auditorías y controles internos, crianza y bienestar animal y cuidado de la
biodiversidad en los sectores productivos. Y entes especializados en el consumo
de EE.UU, como la Asociación de Alimentos de Especialidad - Specialty Food
Association (SFA), señalan que la salud es un factor de decisión al momento de
efectuar una compra.
Es así cómo estas tendencias van orientadas al consumo
de alimentos saludables, que protegen el organismo, ya sea mejorando el sueño,
el sistema cardiovascular, entregando probióticos, o que contengan azúcares
naturales, entre otros aspectos.
Otro factor para tener en cuenta es que en los países desarrollados está
ganando cada día más fuerza el consumo de productos de origen animal que tengan
mejor sabor, que sean más nutritivos, y que demuestren que poseen atributos
éticos sociales y ambientales, validado por certificaciones reconocidas por los
propios mercados. Cada día más las características demostrables y reconocibles,
a través de información existente en las etiquetas y envases, se están
convirtiendo en un factor de decisión de compra.
Además, está aumentando fuertemente el consumo de
alimentos orgánicos, en dónde sólo en Alemania, se espera que al año 2025 alcance
transacciones por 20,7 billones de dólares. Respecto de estos consumidores, la
percepción de beneficios para la salud y el medio ambiente que este tipo de
productos significa está logrando que haya un reemplazo aún incipiente, pero al
alza, de productos alimenticios convencionales por orgánicos.
El que los alimentos estén libres del uso de productos
químicos o trazas de estos, es de especial relevancia en la nutrición de los
niños. Otro factor que gatilla el consumo de estos productos, y que finalmente
es acogido como un atributo, es que generan un alto beneficio en la
conservación del suelo, agua, flora y fauna.
¿Qué pasa en Chile?
Chile, que destaca por ser uno de los principales
productores de alimentos del hemisferio sur, se enfrenta a varios desafíos;
entre ellos, dice el director ejecutivo de la Fundación para la Innovación
Agraria (FIA), Álvaro Eyzaguirre, “el poder seguir abasteciendo a mercados en
contra estación, otorgando atributos deseados por los países de destino, pero
aún con una baja participación en el rubro orgánico internacional, influyendo
además, las grandes distancias hacia los puertos de destino.
En este aspecto, toma especial importancia la
inocuidad alimentaria, en dónde el riesgo comercial asociado a malas prácticas
en el mal uso y abuso de productos fitosanitarios puede significar fuertes
pérdidas económicas por el rechazo de partidas de alimentos. O problemas
asociados a postcosecha.
Por lo anterior, es fundamental seguir potenciando la
innovación como una vía necesaria para cumplir estos desafíos de hoy y mañana”.
En cuanto al mercado interno, aún estamos en camino “Si queremos indexar el consumo de alimentos funcionales y orgánicos para nuestro propio mercado, y ver si las tendencias internacionales son replicables en Chile, bajo un consumo firme y creciente, nos encontraremos que dichos productos son mayormente mercados de nichos y nichos pequeños, por lo cual las tendencias no son asimilables.
Una de las causas probables, es qué a diferencia de los países desarrollados, la diferencia de precios entre un producto orgánico – funcional y uno convencional es elevada, lo cual restringe fuertemente la demanda, y por el lado de la oferta, no hay grandes volúmenes que pudieran permitir un punto de equilibrio a precios más bajos”, señala el líder del desafío de Mercado Innovadores de FIA, Andrés Galmez.
En este sentido, la Fundación para la Innovación Agraria ha centrado su quehacer en contribuir a la solución eficiente de desafíos estratégicos del sector silvoagropecuario nacional y/o de la cadena agroalimentaria asociada, y uno de ellos es el desarrollo de Mercados Innovadores, que busca impulsar iniciativas que contribuyan a la adopción de innovaciones que creen o expandan mercados altamente diferenciados, que utilicen atributos distintivos del sector y que aumenten el valor agregado de la producción.
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