Por lo tanto, es necesario elegir
cuidadosamente los alimentos que ingerimos por su huella ambiental, si queremos
seguir una dieta que además de saludable sea sostenible con el medioambiente.
Estos, son los alimentos frescos, locales y de temporada, preferiblemente.
Carolina Bustos, Jefa de
Responsabilidad Corporativa de Sodexo, empresa de servicios de Calidad de Vida,
agrega que “Es importante optar por productos de cercanía que reducen la
contaminación derivada de su transporte y, además, ayudan a desarrollar la
economía local, como, por ejemplo, los pequeños productores de hortalizas”.
La última Encuesta Nacional de Salud
realizada por el Ministerio de Salud el año 2016-2017 arrojó que la prevalencia
del consumo de frutas y verduras es apenas de un 15% a nivel nacional. Hay que
tener conciencia, consumir alimentos que sean respetuosos con el entorno como,
por ejemplo, frutas y verduras de temporada.
Por otro lado, evitar el consumo excesivo
de carne y llevar más bien una “dieta flexitariana”, este término es conocido
desde los años 90 y se destaca por ser un patrón de alimentación similar al
vegetariano, sin la prohibición total y absoluta de carne, es decir, un consumo
flexible y excepcional de esta proteína de origen animal.
Según la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), producir un kilo de
proteína de origen vegetal supone un gasto de 26 litros de agua, frente a los
112 que requiere un kilo de proteína a partir de la carne.
“Puedes ayudar a reducir el impacto del cambio climático que pone en peligro la biodiversidad animal y vegetal, con cambios moderados en la dieta. Con este pequeño gesto puedes recortar hasta un 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero derivados de la alimentación”, agrega Carolina.
A su vez, Elizabeth Luna, Nutricionista de
Sodexo, recomienda consumir más vegetales (frutas, verduras, frutos secos),
cereales integrales y proteínas de buena calidad como legumbres, huevos,
pescado, carne blanca y lácteos sin azúcares añadidos, limitando los
procesados, como embutidos, salchichas, hamburguesas, entre otros, además
hidratarnos siempre con agua y evitar las bebidas azucaradas y el alcohol.
Por último, Elizabeth concluye que una dieta sostenible no solo consiste en elegir los alimentos adecuados, también implica en saber cuánto elegir, para limitar el desperdicio tanto como sea posible. De acuerdo a la FAO, 1.300 toneladas de alimentos se desperdician cada año en el mundo en cadenas de producción, transporte, locales de venta o basura doméstica.
Es por esto, agrega que conceptos como el “trashcooking”, técnica basada en la preparación de nuevos platos y recetas con desperdicios o restos de preparación de otros alimentos, como la utilización de las cáscaras de papas, hojas de betarragas o zanahorias, que comúnmente se arrojan a la basura, hoy llega como una excelente alternativa para dar uso a esos alimentos que suelen quedar como desperdicios, siendo un aporte altamente nutritivo y minimizando el impacto medioambiental.
El enfoque de Sodexo para una alimentación
saludable y sostenible se basa en cuatro principales factores: abastecimiento
responsable, promoción de comidas a base de plantas, nutrición, salud y
bienestar y la prevención del desperdicio de alimentos.
Además, es la primera empresa de servicios alimentarios que alinea su objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ° C por encima de los niveles preindustriales. “Medir y reducir la huella de carbono es indispensable para la calidad de vida y prosperidad humana a largo plazo”, concluye Bustos.
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