Atacama en cuatro días: una escapada intensa a las cumbres más altas de Chile.

Cerro Bramador 

 La geografía de la región de Atacama, alberga una diversidad muy importante de recursos y atractivos naturales que sorprenden a quien mira más allá del desierto y crea historias que potencian diversos relatos.

Hay un desierto de absoluta aridez que es capaz de florecer bajo condiciones excepcionales, una cordillera transversal de gran belleza, cumbres altísimas de Los Andes, depósitos arqueológicos y geológicos que hablan de la historia del planeta, una diversidad de aves y fauna marinas que se pueden ver a escasos metros de la costa.

También playas desiertas, desembocaduras y humedales, parques nacionales, playas urbanizadas y pequeñas caletas de pescadores todo esto, impulsado por su prestigio gastronómico, su oferta cultural diversa y su geografía maravillosa.

Además, la minería que ha construido la región, ha creado una historia que abarca el descubrimiento de los primeros yacimientos de plata de Chile, hasta la contemporánea proeza de los 33 mineros de Atacama, pasando por la construcción y puesta en marcha del primer ferrocarril chileno

Buscando los tesoros del desierto

Muchas historias se han tejido alrededor de la minería. Uno de ellas, es la historia de los entierros que son tesoros defendidos por espíritus guardianes. 

Viña y cerro Bramador 

Algunos dirán que esas riquezas pertenecieron a los conquistadores españoles, otros de los antiguos habitantes del territorio y la tradición nos ofrece la imagen del descubrimiento de piezas de oro y plata contenidos en una vasija de greda.

Por otra parte, las personas solían guiarse por ciertas “señales” que indicaban la posible ubicación de un entierro, a lo que se refiere Oresthe Plath como ruidos de cadenas, luces que se mueven, entre otros y la noche de San Juan, fecha ideal para buscar los entierros, ya que los espíritus custodios de esas riquezas están imposibilitados de usar su poder esa noche.

En Atacama hay tesoros y guardianes que ofrecen al turista su historia y su belleza y que no es necesario esperar a la Noche de San Juan para buscarlos y encontrarlos.

Pisco sour en el desierto.

Llegando a la ciudad de Copiapó, nos encontramos con la primera joya que es el cerro Bramador.

Ubicado a unos 27 kilómetros al noroeste de Copiapó, considerado el guardián de la ciudad, es famoso por sus arenas que braman como trueno o como un león que se encontraría en su interior. Lo cierto es que, cuando sus finas y redondas arenas se deslizan desde su cumbre, vibran generando un sonido grave que se puede escuchar claramente.

A sus pies, está la viña Bramador, un proyecto familiar que se ubica a 12 km del centro de Copiapó y se puede llegar en vehículo particular o como parte de un tour.

Este, comienza con un pisco sour servido bajo las parras por sus dueños Sergio y Pilar como bienvenida. Junto con mostrar la viña, comparten la historia de este destilado nacional, el cual se produce con cepas autóctonas de la región como Moscatel de Austria, Rosada y Pedro Jiménez a las que se une la Moscatel de Alejandría.

Jacuzzi en Viña Bramador

La caminata bajo las parras concluye en las instalaciones donde se produce el pisco y se enseñan los pasos claves para su elaboración, como es el uso de agua de manantial extraída del valle de Copiapó y el uso de alambiques de cobre.

Y para concluir esta experiencia, nada mejor que tomar un relajante baño de agua caliente en jacuzzi, con un pisco sour en la mano, mirando a las parras y al cerro Bramador acompañados de las delicias de la gastronomía atacameña.

¿Cómo visitar la Viña Bramador?

Para ello, es necesario contar con una reserva que se puede hacer enviando un mensaje directo al instagram @piscobramador y el precio de la visita regular es de $30.000 por persona aprox.

Por último, hay que destacar que es parte de la creciente oferta turística de la Región de Atacama, impulsada gracias a iniciativas regionales como el Programa Territorial Integrado (PTI) Turismo de Montaña Ojos del Salado, que busca posicionar a la Cordillera de Atacama como destino de clase mundial.

Subida a las cumbres de Atacama

El segundo día comenzó temprano con un desayuno en el hotel Atacama Suites y de ahí partimos a conocer el desierto. 

La primera parada fue para comprar agua embotellada, imprescindible, porque en el camino no hay posibilidad de comprar nada.

Durante el viaje, el desierto se revela con toda su belleza, esa de diversos colores, paisajes lunares, donde se pueden apreciar afloraciones de agua que crean oasis llenos de vida con flora y fauna (guanacos, vicuñas, llamas, cabras, ovejas y algunas vacas) y aves adaptadas a ese contraste vibrante en un entorno extremo, además, de la existencia de comunidades collas que han habitado estos lugares desde tiempos ancestrales.   

Encuentro con la historia

Vega de San Andrés 

A 65 kilómetros al este de Copiapó, en la quebrada de Paipote, se encuentran las ruinas del pueblo de Puquios, antiguo pueblo minero e importante centro ferroviario de la región ya que era la estación terminal del ferrocarril cuya trayectoria comenzaba en Caldera.

Desde allí, William Wheelwright proyectaba construir vías ferroviarias para llegar a Argentina, lo que no se logró no solo por falta de financiamiento, sino que además faltaba la tecnología necesaria para construir las vías a través de la cordillera.

Durante el siglo XIX llegó a tener 5000 habitantes, con estación de tren, telégrafo y posadas. La característica muy especial de la construcción de las casas, es que en ello no se utilizó paja, sino que se usaron sacos que se mezclaban con la tierra, para hacer el adobe con el que se construyeron las casas, vestigios que aún ahora se pueden observar en las ruinas de la ciudad.

Salares en la cordillera

El territorio chileno, geológicamente hablando, es joven y en su constitución participó la actividad magmática inducida por la subducción de placas oceánicas bajo el borde SW de Gondwana, en especial a partir de unos 340 Ma atrás.

La formación geológica de Atacama es el resultado de la tectónica de placas andina, con un pasado que incluye un antiguo lecho marino, la intensa actividad volcánica y la orogénesis de los Andes, ha creado un relieve complejo con fallas mayores como la Falla de Atacama, donde se puede apreciar a simple vista, la unión de la Placa de Nazca con la Sudamericana.

Esta Falla, ha moldeado este territorio creando depósitos ricos en minerales de cobre, plata, hierro, litio todo modelado por millones de años de clima extremo y erosión que ha generado salares, pampas y quebradas.

Salar de Pedernales

Puquios 

El Salar de Pedernales es una joya natural en la Región de Atacama, Chile, un salar extenso a gran altitud (más de 3.300 msnm) famoso por sus lagunas turquesas y su impresionante paisaje cordillerano, hogar de flamencos y vida silvestre andina, siendo un sitio de alto valor ecológico y arqueológico, accesible principalmente desde Copiapó en vehículos 4x4 para explorar su belleza y biodiversidad.  

Características Principales:

Está en la comuna de Diego de Almagro, al este de la Cordillera Domeyko a una altitud de 3.370 metros sobre el nivel del mar (msnm) aprox.

El salar es una extensa planicie de sal y yeso con lagunas de intenso color turquesa que contrastan con el blanco del salar y las montañas circundantes, como el Volcán Doña Inés. 

El salar es un refugio para flamencos andinos, vicuñas, guanacos y reptiles; siendo un sitio de nidificación para aves migratorias. 

Además, es un sitio con valor cultural ya que, en él, hay sitios arqueológicos que evidencian ocupación humana prehistórica. 

Cómo Llegar desde Copiapó.

Laguna turquesa 

Se recomienda viajar en un vehículo 4x4 debido a la complejidad del terreno y para llegar, se toma la Ruta C-13 hacia el Paso San Francisco y después del Salar de Maricunga, el camino se convierte en ripio hasta Pedernales y hasta el área de estacionamiento, el camino es pura calamina por lo que recomiendo llevar un cojín que amortigüe el movimiento del auto.

Ahora bien, desde el área de estacionamiento, se camina, 3 km ida y vuelta, aproximadamente hasta la Laguna Turquesa, un maravilloso cuerpo de agua de color vibrante a más de 3,000 metros de altura y que contrasta con la costra blanca de sal y yeso y con las montañas volcánicas.

Es famosa por sus aguas saladas donde se puede flotar, un paisaje desértico único y fauna como flamencos, requiriendo tours especializados para su visita debido a la dificultad del acceso y la altitud. 

Con que se puede encontrar.

Al llegar uno se encuentra con un ecosistema único y frágil, un oasis de vida en un entorno desértico. 

Allí se puede hacer senderismo para observar la fauna y las lagunas de colores, ya que el camino está señalado y se recomienda, no salirse de él ya que está diseñado, justamente, para evitar hacer daño al frágil ecosistema que existe en el salar y accidentes personales.

Cuidados en la visita

Como turista es importante ir acompañados de guías especializados, porque el acceso es complejo y como está a mucha altura, requiere que los turistas adopten precauciones para no afectarse con ella.

Se puede cotizar este tour en Machicua.cl pues están especializados en turismo de alta montaña.

Si se va a bañar, no más de 15 minutos, porque el exceso de sal puede provocar irritación en la piel y llevar abundante agua, ropa cómoda, bloqueador solar, gorro, lentes de sol para protegerse de la intensa radiación solar y calzado de trekking. 

Otra recomendación muy importante es no dejar basura, ya que allí no se degrada todo lo contrario, se conserva por lo que la conservación de este frágil ecosistema , es responsabilidad de todos. 

También, el día anterior, hidratarse bien, comer ligero pero por, sobre todo, se debe ir aclimatándose de a poco a la altura, sin hacer movimientos bruscos que provoque mareos u otros malestares y en todo momento, hacer caso de las indicaciones del guía ya que eso puede hacer la diferencia entre un viaje inolvidable o pasar un muy mal rato. 

Luego de la visita al salar de Pedernales viajamos al de Maricunga. Pero eso será parte de otra historia.

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