El Simposio
Internacional de Turismo Eco-Cultural, realizado entre el 24 y el 26 de
septiembre en la Usach, marcó el cierre del proyecto Anillos ANID ATE 220008,
liderado por el Dr. Pablo Lacoste y que se desarrolló en alianza con la Red
Iberoamericana de Clústeres de Turismo Eco-Cultural.
La iniciativa busca
fortalecer la identidad patrimonial y abrir nuevas convocatorias que ampliarán
la lista de maravillas reconocidas, impulsando así el desarrollo turístico en
América Latina.
El encuentro reunió a
115 expertos de 16 países, con representantes del mundo académico, el sector
privado y organismos estatales. El jurado internacional estuvo conformado por
especialistas de Francia, España, Chile, Argentina, México y otros países, provenientes
de disciplinas tan diversas como la antropología, la economía, la arquitectura,
la historia y la sociología.
Al respecto Enrique Mundaca, biólogo, con una maestría en conservación en Nueva Zelandia; doctor en Ecología señaló que “hay tres pilares que sustenta la publicación de este Atlas.
Primero la conservación de la
Biodiversidad, con los ecosistemas que lo rodean y con todas sus
características geográficas; segundo la conservación y valoración del
patrimonio de las comunidades y el tercero, es la valoración y preservación de
la identidad de esas comunidades que se genera de la interacción con los
ambientes que ellos habitan.
Lo anterior, responde a contener tres
problemas que actualmente se dan en el turismo.
En primer lugar, la masificación del
turismo, tanto en comunidades rurales como urbanas, que se ha dado por la mayor
accesibilidad a viajar, la promoción que los medios hacen a través de internet
de nuevos destinos turísticos
Y en tercer lugar, la alteración de los patrones de vida tradicional ya que, al entrar en contacto con extranjeros, las personas empiezan a cambiar sus conductas y a mercantilizar su patrimonio cultural porque, se perciben como una fuente de ingresos y se busca, por lo tanto, encontrar la mayor cantidad de beneficios económicos posibles y al mismo tiempo, las comunidades reclaman porque no les gusta verse invadidos por otras personas.
Entonces, este tipo de sucesos tienden a
no ser sostenibles con el tiempo traduciéndose en crisis ambientales, sociales,
culturales y para evitar estos problemas es que surge el turismo eco cultural.
Este tipo de turismo permite valorar los
diversos ecosistemas y en ese contexto que este Atlas permite valorar los distintos entornos y sus particularidades
dándole al turista una visión general de cada región para elegir la experiencia
que quiera vivir".
Tras intensas jornadas de diálogo y evaluación, se aprobaron 18 propuestas de seis países como México, Panamá, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, que integraron al Atlas de las Maravillas una selección de diez destinos turísticos, cuatro productos identitarios y cuatro experiencias de asociatividad.
Chile ingresó al Atlas de las Maravillas Eco-Culturales de América Latina a través de destinos poco conocidos, pero de gran interés artístico, cultural y ambiental.
Entre ellos se encuentra el Valle del Limarí, reconocido por su ruta del lapislázuli y sus pisqueras ancestrales; el Ramal Talca-Constitución, flanqueado por el río Maule y viñedos patrimoniales; la Casa Chueca en Talca, pionera en turismo eco-cultural desde hace tres décadas; los Murales artísticos del Huasco, que rescatan la cosmovisión diaguita y mestiza y la Salitrera María Elena en Antofagasta, la última en funcionamiento en Chile y de enorme relevancia sociocultural.
También fue reconocido el Barrio Gastronómico Parque Bustamante, que rescata el patrimonio culinario de Santiago.
En la categoría de asociatividad, destacaron la Cooperativa Control Pisquero (Atacama y Coquimbo), el Clúster Turístico Ruta Pisquera del Valle de Limarí (Coquimbo), el Barrio Gastronómico Parque Bustamante (Región Metropolitana) y el Clúster Turístico Mendoza Este (Argentina).
Cada jornada del simposio incluyó instancias para que clústeres y productores locales presentaran y compartieran sus productos, en una valiosa oportunidad para fomentar el turismo eco-cultural, visibilizar territorios y promover a las pequeñas y medianas empresas, reconocidas como el principal motor del turismo en la región.
La dimensión
internacional del Atlas se reflejó en otros ganadores, como los Esteros del
Iberá (Argentina), la ciudad de Sucre y el Valle de Cintis (Bolivia), el
paisaje agavero del tequila (México) y la gastronomía moche (Perú), todos
ejemplos de territorios y productos con gran potencial para competir con
destinos turísticos de Europa y Estados Unidos.
“En este sentido, el Atlas no solo consolida una red de colaboración internacional, sino que también constituye una herramienta estratégica para la promoción del turismo eco-cultural, con un mapa georreferenciado, códigos QR y material de difusión que permitirán su reproducción en sitios web, restaurantes, hoteles y museos, facilitando así su proyección a nivel global”, explicó el Dr. Pablo Lacoste.
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