La buena
noticia es que esta inflamación se puede reducir, y una de las mejores formas
de hacerlo es a través de una buena nutrición.
Hace ya un
tiempo que se viene hablando de la dieta antiinflamatoria. Lejos de ser una
moda o una dieta estricta, se trata de una forma de alimentarse lo más natural
posible.
“La dieta
que llevamos día a día tiene un impacto directo en los procesos inflamatorios
del cuerpo, por eso elegir ciertos alimentos y evitar otros puede marcar la
diferencia en nuestra salud”, explica Trinidad Forteza, nutricionista de
Nutrisco, quien recomienda integrar los siguientes alimentos a nuestra dieta:
Frutas y
verduras de colores intensos (como berries, espinaca y zanahoria); Granos
enteros (avena, arroz integral, quínoa); Legumbres (porotos, lentejas,
garbanzos); Grasas saludables (aceite de oliva extra virgen, palta, frutos
secos); Pescados ricos en omega-3, como el jurel; Especias como cúrcuma y
jengibre; Alimentos fermentados (yogurt natural, kéfir, chucrut)
Además,
recomienda reducir el consumo de carnes rojas, embutidos, productos ultra procesados,
bebidas azucaradas y alimentos altos en grasas saturadas o azúcares refinados.
¿Por qué
es tan importante bajar la inflamación?
Porque
cuando está presente de manera constante puede alterar el funcionamiento de
nuestro cuerpo. Afecta el intestino, el sistema inmune, y el metabolismo.
La
inflamación es una reacción natural del cuerpo ante infecciones o lesiones. Sin
embargo, cuando se mantiene activa por largo tiempo puede volverse dañina.
“La
inflamación crónica altera el microbiota intestinal, afecta el sistema inmune y
aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas, neurológicas y autoinmunes”,
advierte la nutricionista.
En
personas con sobrepeso, por ejemplo, este tipo de alimentación contribuye a
reducir la grasa abdominal y a mejorar indicadores como el colesterol o la glucemia.
También se
ha visto un efecto positivo en el estado de ánimo, ya que ciertos alimentos
como los berries, el aceite de oliva o el té verde, contienen compuestos que
protegen al cerebro y favorecen el equilibrio emocional.
Ayuda a
la fertilidad y a reducir el dolor de la artritis
Otro
ámbito donde la dieta antiinflamatoria está mostrando resultados prometedores
es en la fertilidad. La inflamación puede alterar funciones esenciales para
lograr un embarazo.
Adoptar
una alimentación basada en alimentos integrales, pescados ricos en omega-3 como
el jurel y vegetales variados puede mejorar la calidad del esperma, regular el
ciclo menstrual e incluso apoyar los tratamientos de fertilización asistida.
En
enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, el consumo de omega-3,
presente en pescados como el jurel, junto con una dieta baja en carnes rojas y
rica en vegetales, ha demostrado reducir el dolor y la inflamación en las
articulaciones.
La
inflamación también afecta al sistema nervioso y se ha relacionado con
enfermedades como la depresión, Parkinson y Alzheimer. Una alimentación rica en
frutas, verduras, omega-3 y polifenoles, como los que contiene el aceite de
oliva o el té verde, puede mejorar el ánimo y proteger la función cognitiva.
“Los
berries, por ejemplo, son una fuente accesible de antioxidantes con efecto
neuroprotector”, señala la profesional.
Hoy sabemos que la alimentación es mucho más que una fuente de energía: es una herramienta poderosa para prevenir enfermedades, mejorar tratamientos y elevar nuestra calidad de vida. Y lo mejor es que está al alcance de todos.
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