Cuando se habla de la región metropolitana
de Santiago, inmediatamente se piensa solo en la capital del país, pero, en
ella 18 de sus comunas son rurales con 34 viñas que son uno de sus principales
atractivos enoturístico.
En la esquina de la región, en el límite
con la provincia de San Antonio (V región), se encuentra la comuna de Carmen Bajo
que contiene uno de los secretos mejor guardados de la zona como es la viña
jardín Viñateros de Raíz.
Esta es una viña familiar ubicada en
Carmen Bajo, Melipilla que nació el 2015 con el objetivo de producir vinos a
muy pequeña escala, con sentido de su lugar de origen.
Este es un viñedo-Jardín de sólo mil
plantas, emplazado sobre un suelo de toba volcánica muy degradada, en la ladera
sur oeste del Cerro Guanaco, a 300 mts de altura, en el borde más costero del
Valle del Maipo, cuyas cepas están plantadas en una angosta franja de 1,3
hectáreas. ofreciendo una hermosa vista al valle de Cholqui.
Esto se refleja en la frescura y nervio
del vino producido porque estar a solo 3 km del rio Maipo, lo marca
profundamente con vientos constantes que refrescan el clima.
El suelo además es otro punto que lo
diferencia, ya que, en este lugar, hay un brote de Toba volcánica muy antigua y
degradada, algo bastante raro en el Valle.
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Sergio y Macarena |
Las variedades tintas son las mejor adaptadas acá, destacando el Cabernet
Sauvignon y una variedad portuguesa llamada Touriga Nacional, especialmente
adaptada al calor y la sequía.
Este proyecto, que combina la pasión por
la viticultura con el respeto profundo por el medio ambiente, ofrece una nueva
forma de experimentar el vino, invitando a los visitantes a conocer su
particular manera de cultivar una “Viña-Jardín” bajo principios de agricultura
regenerativa y sustentable, disfrutando de un acogedor ambiente.
Desafío de
sustentabilidad
Sergio Hormazábal (enólogo)
casado con Macarena Guzmán (paisajista) apasionada por la biodiversidad y el
equilibrio natural, son los que crearon esta viña, como un proyecto familiar
que se inició el año 2015 y que se diferencia de otros, por ser una
“Viña-Jardín” manejada a escala humana, buscando siempre el equilibrio, la
biodiversidad y la belleza del paisaje.
“El gran desafío del proyecto
fue, desde un principio, descubrir e interpretar al máximo el potencial de
nuestro distintivo terruño, para dar vida a vinos que representen fielmente su
origen.
Junto a nuestros hijos y en profunda conexión
con el paisaje que nos rodea, comenzamos la aventura de cultivar nuestra propia
viña-jardín a pequeña escala en la parcela donde vivimos.
Tenemos una muy pequeña producción, con un viñedo emplazado sobre un suelo de antigua toba de origen volcánico y manejado bajo la filosofía de la agricultura regenerativa, que complementamos con uvas de nuestros vecinos.
En total tenemos 1400
plantas porque solo tenemos las parras de las que nos podemos hacer cargo pues
somos nosotros los que podamos, desbrotamos y cosechamos”.
“Anualmente, tenemos una producción de
6000 kilos de uva de las cuales 2000 son producción propia y 4000 son compradas
a los vecinos, principalmente de las cepas Syrah y Malbec”, añade Sergio.
Agricultura regenerativa.
Una de las características de esta viña
jardín es que en ella se produce a través de la agricultura regenerativa
“Cuando íbamos a iniciar esta aventura, lo
primero que tomamos en cuenta si contábamos con el recurso más importante, en
este caso el agua y luego, ver que se puede cultivar y en qué cantidad para que
sea sustentable y sostenible en el tiempo “, comenta Sergio.
“Junto a nuestra viña, tenemos un huerto
doméstico ya que los cultivos mixtos permiten que el sistema se equilibre solo,
que funcionen y nos permiten ser autosustentable, evitando el mono cultivo, que
es muy vulnerable a los cambios de clima”, agrega el enólogo.
La agricultura regenerativa es
un enfoque agrícola que busca restaurar la fertilidad de los suelos y la
biodiversidad de los terrenos para revertir los efectos del calentamiento
global, tomar el carbono del aire dejándolo en la tierra y proteger el medio
ambiente.
En este enfoque, se reduce el uso de maquinaria pesada; se utilizan abonos verdes, se mantienen cubiertas vegetales, se diversifican los sistemas cultivos, se promueve la cría de varias especies animales y vegetales en un mismo espacio y se utiliza la siembra directa o labranza cero.
Y entre sus beneficios está que se mejora
la salud de los suelos, se reduce la contaminación del agua y el suelo, aumenta
la biodiversidad, aumenta el rendimiento de los cultivos y reduce su
dependencia de insumos químicos.
Tan es así, que en este lugar tienen una laguna
que contiene algas, guano líquido, hongos que le entregan hormonas naturales con
jacintos de agua y lotos que son un filtro natural y hacen el agua apta para el
riego de las viñas y los árboles frutales al mismo tiempo que son fertilizadas
de manera natural.
Cuando se recogen los jacintos de agua, se
enrollan y se ponen en la base de los paltos para mantener la humedad de sus
raíces.
Además, flores, (dedales de oro) habas,
lentejas, docas, quilas oxigenan el suelo mientras que conejos y lagartijas
controlan plantas e insectos. Y para combatir el oídio, se utiliza azufre
natural.
“Este sistema produce el equilibrio que
nos permite desarrollar este tipo de agricultura y nuestro viñedo es vivo. Para
nosotros, el respeto por la tierra es fundamental y nos sentimos orgullosos de
poder devolverle lo que ella nos da, a través de un manejo responsable y
regenerativo”, comentan Macarena y Sergio.
En cuanto a los riegos estos son largos en
cantidad de horas y su frecuencia es entre 3 y 3 y medias unas 4 o 5 veces al
año, ya que la viña, está adaptada para recibir poca agua.
Esta viña cuenta con cinco etiquetas
producidas en ediciones limitadas, cada una de ellas elaborada de forma
completamente manual y con una filosofía enfocada en resaltar la pureza del
terruño y todas tienen D.O. Melipilla.
La primera es Jardinero. Es una mezcla
tinta, donde se unen 70% Cabernet Sauvignon, 15% Malbec y 15% Syrah, siendo
expresión viva de la frescura y el carácter del lugar, con un aroma perfumado a
casis, tonos florales y especiados y una boca equilibrada con taninos firmes y
sedosos.
El corazón de este vino nace en el jardín
de la parcela de la viña. La base de esta mezcla es el Cabernet Sauvignon, que
representa el 75% de su composición, pero tiene además otras variedades
complementarias de uvas producidas por los vecinos de esta viña jardín.
Luego, está Jardinero Touriga Nacional. Es
un vino que procede del único viñedo del valle del Maipo que tiene esta cepa.
Con tan solo 400 parras plantadas en 2019, este vino se distingue por sus notas
florales intensas a rosas y violetas, con una estructura equilibrada que lo
convierte en una experiencia única.
La touriga nacional es una
variedad de uva tinta considerada por muchos como la mejor de Portugal. A
pesar del bajo rendimiento de la vid, por lo pequeño de sus uvas, tiene un
papel destacado en las mezclas de los vinos de Oporto. La touriga nacional
provee al vino de estructura y cuerpo, así como de una alta cantidad de taninos
y de sabores a frutos negros.
Otra de sus características de esta
variedad portuguesa es la sustentabilidad porque está naturalmente adaptada a
la soportar la sequía y en su primera cosecha se obtuvieron solo dos barricas.
En cuanto lugar, ¡está |VOY!, el Cabernet
Sauvignon estrella de la Viña, producido en una edición limitada de las mejores
plantas de este viñedo-jardín, que refleja la perseverancia y la visión de la
familia por expresar lo mejor de su terroir.
Finalmente, está Ámbar, un fortificado,
estilo Tawny, desarrollado a través de un largo proceso de crianza y oxidación
que contiene un 75% de Garnacha y 25% Monastrell, inspirado en los vinos de
Oporto.
Este presenta una complejidad aromática de
frutos secos y especias, ideal para quienes buscan una experiencia diferente en
un vino chileno. Este es un vino hecho de manera colaborativa con La Viña del
Señor.
En 2018- 2019 comenzó formalmente la
vendimia y desde entonces se ha llegado a las 5000 botellas al año y los dueños
esperan llegar a las 12000 botellas. La página web fue activada el 2019 y
durante la pandemia, la venta fue por redes sociales.
El tour por la viña
En tanto Macarena asegura que
“abrimos nuestra viña- jardín a los turistas pues queríamos compartir
nuestro modo de vida, haciendo un lugar de rincones que permite conocer el
lugar, disfrutarlo, comer y tomar vino y todo lo que ha ido sucediendo, ha sido
consecuencia de que la vida pone situaciones que hay que asumir tomando
decisiones día a día”.
“Este es una experiencia enoturística íntima y personalizada, diseñada para quienes deseen explorar la viña, conocer de cerca sus prácticas sustentables y disfrutar de una degustación exclusiva de sus vinos producidos en ediciones limitadas, que reflejan la esencia del lugar y la dedicación de la familia viñatera y que permite conectarse de manera más profunda con el proceso de producción vitivinícola”, añade Macarena.
Durante tres horas, los visitantes son
guiados por la “Viña-jardín”, donde aprenden sobre las prácticas ecológicas que
caracterizan a este proyecto y luego en la terraza, con vista al Valle de
Cholqui, se realiza una degustación de tres vinos emblemáticos de la casa, cada
uno acompañado de un maridaje especialmente preparado en casa.
El recorrido finaliza en la cava
subterránea, un espacio donde reposan las botellas que representan el esfuerzo,
la dedicación y la filosofía de vida de esta familia viñatera y que guarda lo
mejor de cada añada.
“Es cierto que esta aventura requiere un gran esfuerzo y compromiso, pero, estoy haciendo los vinos que quiero hacer y ello me da una satisfacción de vida enorme “finaliza Sergio.
#Viñateros de raíz #D.O Melipilla
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