domingo, 9 de febrero de 2025

El secreto de Carmen Bajo

Cuando se habla de la región metropolitana de Santiago, inmediatamente se piensa solo en la capital del país, pero, en ella 18 de sus comunas son rurales con 34 viñas que son uno de sus principales atractivos enoturístico.

En la esquina de la región, en el límite con la provincia de San Antonio (V región), se encuentra la comuna de Carmen Bajo que contiene uno de los secretos mejor guardados de la zona como es la viña jardín Viñateros de Raíz.

Esta es una viña familiar ubicada en Carmen Bajo, Melipilla que nació el 2015 con el objetivo de producir vinos a muy pequeña escala, con sentido de su lugar de origen.

Este es un viñedo-Jardín de sólo mil plantas, emplazado sobre un suelo de toba volcánica muy degradada, en la ladera sur oeste del Cerro Guanaco, a 300 mts de altura, en el borde más costero del Valle del Maipo, cuyas cepas están plantadas en una angosta franja de 1,3 hectáreas. ofreciendo una hermosa vista al valle de Cholqui.

Esto se refleja en la frescura y nervio del vino producido porque estar a solo 3 km del rio Maipo, lo marca profundamente con vientos constantes que refrescan el clima.

El suelo además es otro punto que lo diferencia, ya que, en este lugar, hay un brote de Toba volcánica muy antigua y degradada, algo bastante raro en el Valle.

Sergio y Macarena 
 Este suelo particular es ideal para el cultivo de uvas de alta calidad, porque tiene una fertilidad baja, permite la exploración de raíces y es una esponja que retiene agua liberándola lentamente.

 Las variedades tintas son las mejor adaptadas acá, destacando el Cabernet Sauvignon y una variedad portuguesa llamada Touriga Nacional, especialmente adaptada al calor y la sequía.

Este proyecto, que combina la pasión por la viticultura con el respeto profundo por el medio ambiente, ofrece una nueva forma de experimentar el vino, invitando a los visitantes a conocer su particular manera de cultivar una “Viña-Jardín” bajo principios de agricultura regenerativa y sustentable, disfrutando de un acogedor ambiente.

Desafío de sustentabilidad

Sergio Hormazábal (enólogo) casado con Macarena Guzmán (paisajista) apasionada por la biodiversidad y el equilibrio natural, son los que crearon esta viña, como un proyecto familiar que se inició el año 2015 y que se diferencia de otros, por ser una “Viña-Jardín” manejada a escala humana, buscando siempre el equilibrio, la biodiversidad y la belleza del paisaje.

“El gran desafío del proyecto fue, desde un principio, descubrir e interpretar al máximo el potencial de nuestro distintivo terruño, para dar vida a vinos que representen fielmente su origen.

 Junto a nuestros hijos y en profunda conexión con el paisaje que nos rodea, comenzamos la aventura de cultivar nuestra propia viña-jardín a pequeña escala en la parcela donde vivimos.

Tenemos una muy pequeña producción, con un viñedo emplazado sobre un suelo de antigua toba de origen volcánico y manejado bajo la filosofía de la agricultura regenerativa, que complementamos con uvas de nuestros vecinos.

En total tenemos 1400 plantas porque solo tenemos las parras de las que nos podemos hacer cargo pues somos nosotros los que podamos, desbrotamos y cosechamos”.

“Anualmente, tenemos una producción de 6000 kilos de uva de las cuales 2000 son producción propia y 4000 son compradas a los vecinos, principalmente de las cepas Syrah y Malbec”, añade Sergio.

Agricultura regenerativa.

Una de las características de esta viña jardín es que en ella se produce a través de la agricultura regenerativa

“Cuando íbamos a iniciar esta aventura, lo primero que tomamos en cuenta si contábamos con el recurso más importante, en este caso el agua y luego, ver que se puede cultivar y en qué cantidad para que sea sustentable y sostenible en el tiempo “, comenta Sergio.

“Junto a nuestra viña, tenemos un huerto doméstico ya que los cultivos mixtos permiten que el sistema se equilibre solo, que funcionen y nos permiten ser autosustentable, evitando el mono cultivo, que es muy vulnerable a los cambios de clima”, agrega el enólogo.

La agricultura regenerativa es un enfoque agrícola que busca restaurar la fertilidad de los suelos y la biodiversidad de los terrenos para revertir los efectos del calentamiento global, tomar el carbono del aire dejándolo en la tierra y proteger el medio ambiente. 

En este enfoque, se reduce el uso de maquinaria pesada; se utilizan abonos verdes, se mantienen cubiertas vegetales, se diversifican los sistemas cultivos, se promueve la cría de varias especies animales y vegetales en un mismo espacio y se utiliza la siembra directa o labranza cero.

Y entre sus beneficios está que se mejora la salud de los suelos, se reduce la contaminación del agua y el suelo, aumenta la biodiversidad, aumenta el rendimiento de los cultivos y reduce su dependencia de insumos químicos.

Tan es así, que en este lugar tienen una laguna que contiene algas, guano líquido, hongos que le entregan hormonas naturales con jacintos de agua y lotos que son un filtro natural y hacen el agua apta para el riego de las viñas y los árboles frutales al mismo tiempo que son fertilizadas de manera natural.

Cuando se recogen los jacintos de agua, se enrollan y se ponen en la base de los paltos para mantener la humedad de sus raíces.

Además, flores, (dedales de oro) habas, lentejas, docas, quilas oxigenan el suelo mientras que conejos y lagartijas controlan plantas e insectos. Y para combatir el oídio, se utiliza azufre natural.

“Este sistema produce el equilibrio que nos permite desarrollar este tipo de agricultura y nuestro viñedo es vivo. Para nosotros, el respeto por la tierra es fundamental y nos sentimos orgullosos de poder devolverle lo que ella nos da, a través de un manejo responsable y regenerativo”, comentan Macarena y Sergio. 

En cuanto a los riegos estos son largos en cantidad de horas y su frecuencia es entre 3 y 3 y medias unas 4 o 5 veces al año, ya que la viña, está adaptada para recibir poca agua.

Las cepas

Esta viña cuenta con cinco etiquetas producidas en ediciones limitadas, cada una de ellas elaborada de forma completamente manual y con una filosofía enfocada en resaltar la pureza del terruño y todas tienen D.O. Melipilla. 

La primera es Jardinero. Es una mezcla tinta, donde se unen 70% Cabernet Sauvignon, 15% Malbec y 15% Syrah, siendo expresión viva de la frescura y el carácter del lugar, con un aroma perfumado a casis, tonos florales y especiados y una boca equilibrada con taninos firmes y sedosos.

El corazón de este vino nace en el jardín de la parcela de la viña. La base de esta mezcla es el Cabernet Sauvignon, que representa el 75% de su composición, pero tiene además otras variedades complementarias de uvas producidas por los vecinos de esta viña jardín.

Luego, está Jardinero Touriga Nacional. Es un vino que procede del único viñedo del valle del Maipo que tiene esta cepa. Con tan solo 400 parras plantadas en 2019, este vino se distingue por sus notas florales intensas a rosas y violetas, con una estructura equilibrada que lo convierte en una experiencia única.

La touriga nacional es una variedad de uva tinta considerada por muchos como la mejor de Portugal. A pesar del bajo rendimiento de la vid, por lo pequeño de sus uvas, tiene un papel destacado en las mezclas de los vinos de Oporto. La touriga nacional provee al vino de estructura y cuerpo, así como de una alta cantidad de taninos y de sabores a frutos negros.

Otra de sus características de esta variedad portuguesa es la sustentabilidad porque está naturalmente adaptada a la soportar la sequía y en su primera cosecha se obtuvieron solo dos barricas.

En tercer lugar, encontramos a Áureo. Un Syrah 100%, inspirado en la proporción áurea de la naturaleza, es el resultado de un trabajo minucioso en una zona con más influencia costera, mostrando en boca una textura cremosa y un carácter vibrante.

En cuanto lugar, ¡está |VOY!, el Cabernet Sauvignon estrella de la Viña, producido en una edición limitada de las mejores plantas de este viñedo-jardín, que refleja la perseverancia y la visión de la familia por expresar lo mejor de su terroir.

Finalmente, está Ámbar, un fortificado, estilo Tawny, desarrollado a través de un largo proceso de crianza y oxidación que contiene un 75% de Garnacha y 25% Monastrell, inspirado en los vinos de Oporto.

Este presenta una complejidad aromática de frutos secos y especias, ideal para quienes buscan una experiencia diferente en un vino chileno. Este es un vino hecho de manera colaborativa con La Viña del Señor. 

En 2018- 2019 comenzó formalmente la vendimia y desde entonces se ha llegado a las 5000 botellas al año y los dueños esperan llegar a las 12000 botellas. La página web fue activada el 2019 y durante la pandemia, la venta fue por redes sociales.

El tour por la viña

En tanto Macarena asegura que “abrimos nuestra viña- jardín a los turistas pues queríamos compartir nuestro modo de vida, haciendo un lugar de rincones que permite conocer el lugar, disfrutarlo, comer y tomar vino y todo lo que ha ido sucediendo, ha sido consecuencia de que la vida pone situaciones que hay que asumir tomando decisiones día a día”.

“Este es una experiencia enoturística íntima y personalizada, diseñada para quienes deseen explorar la viña, conocer de cerca sus prácticas sustentables y disfrutar de una degustación exclusiva de sus vinos producidos en ediciones limitadas, que reflejan la esencia del lugar y la dedicación de la familia viñatera y que permite conectarse de manera más profunda con el proceso de producción vitivinícola”, añade Macarena.  

Durante tres horas, los visitantes son guiados por la “Viña-jardín”, donde aprenden sobre las prácticas ecológicas que caracterizan a este proyecto y luego en la terraza, con vista al Valle de Cholqui, se realiza una degustación de tres vinos emblemáticos de la casa, cada uno acompañado de un maridaje especialmente preparado en casa.

El recorrido finaliza en la cava subterránea, un espacio donde reposan las botellas que representan el esfuerzo, la dedicación y la filosofía de vida de esta familia viñatera y que guarda lo mejor de cada añada.

“Es cierto que esta aventura requiere un gran esfuerzo y compromiso, pero, estoy haciendo los vinos que quiero hacer y ello me da una satisfacción de vida enorme “finaliza Sergio.

#Viñateros de raíz #D.O Melipilla 

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