Esta cifra representa un incremento del 10% en comparación con el mismo período de 2024, es decir, aproximadamente 20,900 personas adicionales.
La veneración del Cristo
Negro, cuya imagen se resguarda en la emblemática Basílica de Esquipulas,
constituye una de las manifestaciones de fe más significativas de Guatemala y
Centroamérica. Miles de peregrinos, tanto nacionales como internacionales, acuden
anualmente a este santuario para rendir homenaje y participar en las
actividades religiosas y culturales que se organizan en su honor.
A raíz de lo anterior, Estela Rosales ha
sido nombrada Coordinadora Nacional de la Red Mundial de Destinos de Turismo Religioso y Espiritual en
Guatemala
Con más de 30 años en el
sector turístico, fundó TESSA Tours en 1995 y ha promovido eventos religiosos
emblemáticos en el país. Su objetivo es posicionar a Guatemala como un destino
líder en turismo religioso a nivel mundial.
Así se ha publicado en la plataforma web del Tourism and Society Think Tank - TSTT,
El impacto económico de esta
festividad es notable. El Inguat estima que la derrama económica durante estos
diez días alcanzará los Q184.2 millones, superando en Q16.7 millones las cifras
registradas en 2024. Este aumento refleja la creciente relevancia del turismo
religioso en la región y su contribución al desarrollo económico local.
Para garantizar la seguridad y
el bienestar de los visitantes, el Inguat ha puesto en marcha un plan
preventivo de Asistencia Turística que se desarrollará del 10 al 16 de enero.
Este plan incluye la presencia de tres delegados de asistencia turística, cada
uno con su respectivo vehículo, quienes coordinarán acciones con la División de
Seguridad Turística (Disetur) de la Policía Nacional Civil (PNC).
Entre las medidas previstas se
encuentran el acompañamiento a grupos de peregrinación, la instalación de
puestos de información y asistencia en puntos estratégicos, y la colaboración
con autoridades locales para el control del tránsito y la atención de emergencias.
La Basílica de Esquipulas,
construida en el siglo XVIII, es reconocida por su arquitectura colonial y su
importancia histórica y espiritual. Además de las ceremonias religiosas, los
visitantes pueden disfrutar de una variedad de actividades culturales, como
procesiones, ferias artesanales y presentaciones artísticas que reflejan la
rica tradición y devoción del pueblo guatemalteco.
El incremento en el número de
visitantes y en la derrama económica también implica desafíos logísticos y de
infraestructura para la ciudad de Esquipulas. Las autoridades locales, en
conjunto con el Inguat y otras instituciones, han trabajado en la mejora de los
servicios públicos, la ampliación de la capacidad hotelera y la optimización de
las vías de acceso para atender adecuadamente la demanda durante la festividad.
El turismo religioso en
Guatemala ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años,
posicionándose como un segmento clave dentro de la industria turística
nacional. Eventos como la celebración del Cristo Negro de Esquipulas no solo
fortalecen la fe y las tradiciones culturales, sino que también generan
oportunidades económicas y promueven la imagen del país como un destino
turístico diverso y atractivo.
Se recomienda a los peregrinos
y turistas planificar su visita con anticipación, considerando aspectos como
alojamiento, transporte y participación en las actividades programadas.
Asimismo, se les exhorta a seguir las indicaciones de las autoridades y a mantener
comportamientos responsables que contribuyan al éxito de la celebración y a la
preservación del patrimonio cultural y religioso de Esquipulas.
La festividad del Cristo Negro
de Esquipulas es una manifestación palpable de la profunda espiritualidad y
cohesión social que caracterizan a Guatemala. La creciente participación de
fieles y visitantes año tras año reafirma la relevancia de esta celebración en
el calendario religioso y cultural del país, consolidando a Esquipulas como un
epicentro de fe y tradición en la región.
El Cristo Negro de Esquipulas,
un estandarte de la fe
El origen de esta magnífica
escultura es humilde, derivado del deseo de los habitantes de Santiago de
Esquipulas de venerar una imagen del Dios generoso del que tanto les habían
hablado los franciscanos.
De esa cuenta, el provisor del
obispado fray Cristóbal de Morales contrató en 1594 al escultor portugués
Quirio Cataño para que tallara un crucifijo de vara y media, bien acabado
y perfeccionado, cuyo trabajo sería retribuido con cien tostones, reunidos por
los campesinos del lugar.
La devoción se extiende en diversos países
de América Central y Estados Unidos, debido a que la imagen contribuye a
incrementar el fervor y la piedad, pero también es un elemento de identidad y
cohesión social fuera del país. Los guatemaltecos encuentran en el Cristo Negro
un factor de unión y apego a sus tradiciones y cultura.
Sobre su color
El Cristo Negro de Esquipulas, que era encarnado y que
adquirió su color oscuro por una oxidación producida por el humo de las velas y
el incienso al que estaba expuesto, fue entregado a las autoridades
eclesiásticas, quienes eligieron el 9 de marzo de 1595 como fecha del comienzo
de su devoción.
La imagen es de estilo
manierista. El historiador Aníbal Chajón asegura que Cataño tomó como
referencia para su talla unos grabados alemanes. Los rasgos de la caja
torácica y la configuración del vientre son muy realistas, destaca Chajón.
Quirio Ctaño fue uno de los escultores coloniales más relevantes del
Reino de Guatemala.
El primer arzobispo de
Guatemala, fray Pedro de Figueroa, pidió construir, en 1740, un colosal templo de estilo
barroco a Diego y Felipe José de Porres, célebres arquitectos antigüeños.
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