También, recomienda consumir alcohol entre comidas: “Nunca con el estómago vacío. Tampoco se debe consumir nada de alcohol si se va a conducir después o si se tienen antecedentes personales de enfermedad mental o algún tratamiento médico”, explica la experta.
“Entre los diversos beneficios estudiados del consumo moderado de vino, se destacan aquellas relacionadas con la salud cardiovascular, ya que se ha observado una disminución en el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, los polifenoles del vino, en particular, demuestran una capacidad protectora para el revestimiento de los vasos sanguíneos del corazón”, agrega Laura Mogollón, nutricionista de Ok To Shop.
Otro aspecto beneficioso que ha sido objeto de estudio en relación con el consumo moderado de vino es su influencia positiva en la salud cerebral. “Concretamente, se ha asociado el consumo de vino tinto con la reducción del riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia”, continúa Mogollón.
Además, se ha planteado una correlación entre el consumo de vino tinto y la disminución del riesgo de padecer trastornos inflamatorios gastrointestinales, como también se ha asociado a un aumento de la longevidad.
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