En una alianza virtuosa se han combinado el cuidado del medioambiente con la reducción de desechos, el turismo sustentable ampliando la oferta gastronómica y artesanía, y el aprendizaje comunitario de nuevos oficios.
Este fin de semana se desarrolló el Festival de la Cosecha en
el marco de la cuarta versión de la muestra gastronómica “Sabores de la
Perla del Lago”. Del jueves al sábado se realizaron talleres de charcutería
(longanizas de chivo y gallina), fermentados y chocolatería salada y dulce,
impartidos por los chefs Emerson Yáñez, Natalia Julio y Christian Balboa,
respectivamente.
En total participó cerca de medio centenar de personas en los cursos,
quienes expusieron el sábado sus creaciones en el gimnasio local donde en
paralelo se realizó una muestra de cocina en vivo de distintas aplicaciones de
rosa mosqueta a cargo del chef contratado por el Instituto Forestal (INFOR)
sede Patagonia Hugo Berríos.
En lo artístico se presentó el Dúo Trapananda con Mario Burgos y José
Aguilar, además de títeres, marionetas gigantes y estatuas inmóviles de la
Compañía de Teatro “Vuelo”, que sirvieron de marco de entretenimiento para los
niños y adultos presentes.
El Festival de la Cosecha fue organizado por la Asociación Gremial
de Turismo, Cultura y Artesanía de Puerto Guadal con apoyo del Programa
Estratégico Regional de Turismo (PER) de CORFO, el Gobierno Regional de Aysén,
INFOR Patagonia y la Municipalidad de Chile Chico.
Como ente articulador actuó la Corporación Chelenko que reúne, a través
de sus organizaciones socias, a más de 220 empresas familiares de Bahía Murta,
Puerto Sánchez, Puerto Río Tranquilo, El León, Puerto Guadal y Puerto Bertrand.
“Fue una actividad muy bonita, de mucho
aprendizaje. Personalmente quedé con gusto a poco porque hubo muchas
personas que no pudieron hacer los talleres, pero eso nos motiva a repetir esta
actividad y así seguir dando a conocer y aprovechando todos los
productos que tenemos en la zona, para aprender a hacer nuevos
productos alimenticios” indicó la presidenta de la AG de Turismo, Angélica
Antiñanco Levicoy.
Sobre el objetivo de las jornadas, explicó que “está todo relacionado. Con la muestra gastronómica de este fin de semana se carnearon chivos y todo se aprovechó haciendo embutidos.
La piel se corta y luego pasa a ser un producto para artesanía, alfombras. Y eso, fomenta el turismo porque al visitante le encanta llevarse todos esos productos que no encuentran en cualquier lugar.
Asimismo en la
alimentación, que puedan probar productos orgánicos hechos y elaborados
aquí, se llevan una buena impresión y de paso reducimos traer mercadería de
otros lugares, con todo más natural” puntualizó la dirigenta.
Previamente, a fines de marzo se realizó una exposición de cueros
curtidos por vecinos y vecinas de la localidad, quienes tras poco más de
dos semanas aprendieron las técnicas para aprovechar este insumo del proceso de
faenamiento de corderos: remojo, lavado, secado, descarne, curtiembre,
estaqueado, sobado y peinado. Asimismo, se realizó taller de corte y molduras
para elaborar distintos calzado.
El curso contó con la participación de 12 vecinos y vecinas, inscritos
previamente para la capacitación impartida por la artesana María Castillo de
Puerto Ingeniero Ibáñez.
El proyecto, ejecutado por la Junta de Vecinos N8 de Puerto Guadal, fue
financiado con recursos del 7% del FNDR del Gobierno Regional de Aysén y contó
con el apoyo de profesionales de Servicio País. Las jornadas
contemplaron la entrega a los participantes de los implementos necesarios para
la realización de todo el proceso.
El objetivo, además de rescatar una tradición y oficio, fue evitar que
la piel termine en los vertederos o muchas veces contaminando ríos y lagos.
“Este curso representó un sueño que teníamos, por las conversaciones al
interior de la Junta de Vecinos de rescatar oficios y aprender de ellos, de las
personas que todavía mantienen esos oficios en la cuenca del lago General
Carrera y la verdad, es que se llevó a cabo con
bastante éxito” explicó la presidenta de la Junta de Vecinos N8, Miriam
Chible Contreras.
En la visión de la organización esta capacitación “ no solamente sirve para aprender de los oficios sino también para no mandar tanto residuo al basurero, además de ser un momento de encuentro entre los vecinos y vecinas.
Así es que si uno tiene que poner una nota al curso, le
ponemos un 7 y un 10, si fuera necesario, porque es el objetivo logrado por
todos los lados”.
En este sentido, explicó que a partir del proyecto nació la idea de desarrollar capacitaciones en “fabricación de muebles rústicos con toda la madera que tenemos acá: las raíces, los troncos, todo lo presente en la zona.
También con piedra y lana, ya que hay algunas vecinas que son especialistas en tejido en telar. El curso de curtiembre es como el inicio de una serie de talleres de oficios que podemos hacer” puntualizó Miriam Chible.
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