Esta herramienta, luego de años de ser usada sin mayor
éxito, ha encontrado un espacio ideal en los restaurantes bajo las nuevas
medidas sanitarias, reemplazando el viejo menú.
Este cambio no sólo logró abaratar costos y eficiencia
al momento del servicio, sino que también entregó flexibilidad a los locatarios
para probar nuevos platos y ofrecer una variedad distinta de acuerdo a la
demanda y preferencia de los consumidores.
Además de esta ventaja, también planteó el desafío de
mantener actualizado constantemente el menú. Con esto, los locatarios están en
constante búsqueda de nuevos productos para experimentar en sus preparaciones y
ofrecer una carta dinámica para atraer nuevos clientes.
“Al ser un proveedor integral, vemos como muchos de nuestros clientes van modificando continuamente su listado de abastecimiento, probando con diferentes categorías que ofrecemos en nuestro mix de productos”, indicó Gustavo Braun, gerente general de ICB Food Service.
De acuerdo a una encuesta realizada por la Asociación
Chilena de Gastronomía (Achiga), desde que llegó el coronavirus, se perdió un
46% de los empleos, la caída de las ventas se agudizó entre un 51% al 95% y un
tercio de la industria no logra acceder a instrumentos de apoyo dispuestos por
el Gobierno como créditos y subsidios.
Sin embargo, el sector gastronómico ha sido uno de los que más se ha podido adaptar a las nuevas formas de consumo de esta “nueva normalidad”.
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