Este sábado 17 de julio, EXT UCM en su canal de Youtube, nos invita a un interesante recorrido por el lugar.
A 15 kilómetros al norte de Caleta Llico,
se encuentran las Salinas de Boyeruca. Lugar donde los salineros de la zona,
elaboran una sabrosa sal de color blanco grisáceo con una suave textura al
paladar.
La explotación de las Salinas de Boyeruca
data desde la época prehispánica y desde entonces, han desarrollado una
trayectoria de larga duración que es paralela a la propia historia de nuestro
país, constituyéndose en un patrimonio que abarca aspectos sociales, económicos
y mineros.
Son los habitantes del lugar, quienes han
preservado este tesoro y han trabajado por mantener sus bellos paisajes de mar
y sal, fundando sus tradiciones en estos dos elementos.
Durante la primera mitad del siglo XX, las
salinas en las costas de Chile central se encontraban principalmente
distribuidas entre las desembocaduras de los ríos Maipo y Mataquito.
En esos años se reconocían las de El
Convento, en la desembocadura del estero de Yali; Cahuil, en la desembocadura
del río Nilahue; Cabeceras y Bucalemu, en la desembocadura del estero
Paredones, Lo Valdivia y Boyeruca en la desembocadura del estero San Pedro de
Alcántara y Llico, en las inmediaciones de la desembocadura del río
Mataquito.
Había otras salinas al norte del río
Maipo, tales como las de El Tabo o Las Cruces, las de Los Lobos y San Rafael,
cerca de Quintero y las de Pullalli, en la desembocadura del estero la Ligua.
Es decir, había salinas prácticamente en toda la costa de Chile Central,
realidad que en la actualidad solo es “historia”, ya que en el siglo XXI solo subsisten
las salinas de Cahuil y Boyeruca.
Cabe destacar que la sal de Boyeruca se destina principalmente a satisfacer las necesidades de la industria regional y para el consumo humano, siendo muy apreciada por su sabor en las regiones del Maule y O’ Higgins.
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