En este convenio, que tiene una duración de cuatro años,
participa un grupo de 50 pequeños agricultores, todos usuarios de INDAP.
Esta alianza se enmarca en la implementación de distintas
acciones que fomentan el cultivo, la producción y comercialización de diversos
tipos de legumbres.
Para Carlos Recondo, director de INDAP, la firma de
este nuevo acuerdo comercial establece que Iansagro entrega asistencia técnica
a los pequeños agricultores para mejorar sus cultivos y cosechas, quienes en
contraparte se transforman en proveedores de esta empresa.
“Ellos entregarán su producción de porotos, los que
hoy están siendo más requeridos y apetecidos. Con este acuerdo los agricultores
ganan certezas, a través de un encadenamiento directo denominado agricultura de
contrato”, detalló la autoridad.
En opinión del director nacional de INDAP, las
legumbres y su cultivo han disminuido de manera significativa durante los
últimos 30 años en nuestro país.
“Se están recuperando las legumbres en Chile porque
hay variedades que permiten mayores rendimientos; existen productos para
generar mayor productividad. Por otro lado, hay interés de la demanda que va
reabriendo un mercado”, declara.
Es así, que se evidencia que en Chile se evidencia una baja en el cultivo y consumo de legumbres ya que las superficies plantadas y los volúmenes cosechados de estos cultivos, muestran un descenso que preocupa a autoridades, expertos y productores por más de tres décadas.
En nuestro país el cultivo de leguminosas tuvo su
punto alto a inicios de 1980, cuando se cultivaban más de 120.000 hectáreas de
porotos y cerca de 50.000 de lentejas. En la temporada 2019/2020 se cultivaron
poco más de 7.000 hectáreas de porotos (en todas sus variedades) y poco más de
1.000 de lentejas.
Entre los factores principales de esta disminución
aparecen los bajos precios de venta obtenidos por los productores, la escaza
tecnologización del rubro y la competencia con producciones que ingresan al
mercado chileno desde China y Canadá.
Las regiones con más hectáreas de leguminosas son
Biobío, Ñuble y Maule; en esta última es donde se encuentran los principales
poderes compradores de poroto. Las lentejas se comercializan en un mercado más
informal o en ferias libres.
Durante la temporada 2019-2020, el precio de porotos y
lentejas osciló en torno 1.000 y 1.200 pesos por kilo. Pero, el escenario
impuesto por la pandemia y su consiguiente crisis sanitaria, además de la
reducción de las importaciones, marcaron un incremento significativo en su
valor final de venta; avanzada la temporada un kilo de porotos o lentejas
alcanzó los $2.000.
Los rendimientos promedios de porotos y lentejas son
similares y arrojan 15 quintales por hectárea cultivada, con un máximo de 25 y
un mínimo de seis. Una de las variables que más inciden y resultan
determinantes en el éxito de estos cultivos es la disponibilidad de agua para
el riego y la mecanización de las labores de arranque y trilla.
Fabián Iturra es un agricultor de San Carlos, región
de Ñuble. Relata que el poroto es uno de los cultivos de rotación que practica
en su predio, como la remolacha y el trigo. “Las legumbres son esenciales en la
dieta del ser humano.
Desgraciadamente los hábitos alimenticios de los
chilenos han cambiado y como se consumen pocas, eso hace que bajen los
precios”, comenta. Participa de la Alianza productiva entre INDAP e Iansagro y,
para él, este acuerdo tiene “dos puntos importantes: uno, la asistencia
técnica. La otra, como va a ser una agricultura de contrato, es tener un
comprador seguro; acá vamos a tener un precio asegurado”.
El subgerente agrícola Zona Ñuble de Iansagro, Francisco Guzmán destaca que esta nueva alianza “es una oportunidad para desarrollar a agricultores productores de poroto, tanto en el plano de la asistencia técnica como en la comercialización”.
Iansagro aspira a que los agricultores aprendan a
cultivar el poroto de una forma distinta, que tecnifiquen los cultivos y que
accedan a un canal de comercialización más formal del que hoy tienen.
“El año pasado quedó demostrado que las legumbres son
un alimento sano que debiera incorporarse a la dieta de los chilenos y
reemplazar a otros alimentos que no son tan beneficiosos”, expresó Guzmán.
Otra de las iniciativas que han beneficiado a este
rubro fue la llevada a cabo durante 2020 en la región del Maule, donde se
estableció una Alianza Productiva entre servicio del agro y Tucapel.
El acuerdo vinculó directamente a pequeños
productores, usuarios de las Agencias de Área de Licantén y Curepto, con uno de
los principales poderes compradores de cereales y legumbres del país. El
resultado fue el cultivo y comercialización de alrededor de 270 hectáreas de
porotos de las variedades Tórtola y Hallado Alemán.
El director nacional de INDAP finalizó diciendo que “el desafío para la Agricultura Familiar Campesina es seguir avanzando en el encadenamiento productivo que vincule a los pequeños productores con los mercados de mayor valor y a una comercialización más segura, para tener mejores retornos por el esfuerzo que ellos hacen permanentemente”.
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