martes, 8 de julio de 2025

El talento joven de Chile sale a competir en FIPAN 2025

 La ruta que están recorriendo Catalina Cabrera, Emiliano Lagos y Diego Paredes no es solo la de quienes competirán en un torneo internacional.

La joven pastelera de El Bosque y la dupla de chilenos que nos representarán en el Campeonato Mundial de Jóvenes Panaderos y Pasteleros, en el marco de FIPAN 2025, es el camino de una generación que busca profesionalizar y proyectar toda la tradición de nuestro rubro.

Del 22 al 25 de julio, el Expo Center Norte de Sao Paulo será el epicentro latinoamericano del pan y la repostería. Organizada por el Sindicato de la Industria de Panadería y Confitería (SAMPAPÃO) de esa ciudad brasileña, el evento es una de las mayores ferias de panadería y confitería del subcontinente.

Preste atención: el encuentro recibirá a más de 59.000 profesionales, 450 expositores y 1.500 marcas, en una muestra que tendrá cuatro grandes pabellones donde se cruzarán innovación, formación, tecnología y mercado. En ese escenario es que los tres representantes nacionales competirán por Chile.

Se trata de un desafío importante, de nivel global, promovido por la International Union of Bakers and Confectioners (UIBC), cuya clasificación se ganaron “en la cancha”. Recordemos que en febrero pasado, los seleccionados se impusieron en una clasificatoria impulsada por Indupan y Escuela Artebianca, dos actores clave en la formación y promoción de estos oficios en nuestro país.

Hambre de conocimiento

Catalina Cabrera, quien participará en pastelería, asume el reto con serenidad. “Las expectativas para este concurso son principalmente crecimiento y aprendizaje. Espero mostrar mis habilidades y aprender de los otros países que tienen sus jóvenes talentos presentes, y recibir retroalimentación que me ayude con mi desarrollo profesional”, afirma.

Claro, porque no se trata solo de perfección técnica o de replicar recetas, sino de avanzar hacia una visión más amplia del ejercicio. “Cada vez son más las personas que quieren dedicarse a este rubro, lo cual es muy enriquecedor. Aun así, me gustaría que hubiera más apoyo a la panadería y pastelería más especializada, salir de la zona de confort”, asegura Catalina.

“Espero que sigan creciendo estas ganas de salir y de explorar lo que hoy en día está haciendo la pastelería en Europa, y no seamos los últimos en practicar técnicas que allá dominan hace años”, puntualiza la joven chef.

Del lado de la panadería, Emiliano Lagos -quien competirá junto a Diego Paredes- habla de visualizar un propósito. “Mis expectativas están enfocadas en hacer un trabajo gratificante para nosotros y llevar a cabo nuestra propuesta de la mejor manera. Demostrar que Chile está subiendo su nivel y que venimos pisando fuerte”, indica.

Para Emiliano, este oficio requiere estructura, perspectiva y responsabilidad. “Veo el futuro de la panadería de la mano con la profesionalización del rubro. Se necesita mano de obra, pero también mejores parámetros, visión y una guía para seguir. Nuestro país es y seguirá siendo un gran campo para esta industria, por eso no podemos dejar de ser partícipes de sus avances”, dice con seguridad.

Un dulce análisis

La participación chilena en FIPAN 2025 no es un hecho aislado: forma parte de un proceso más profundo que ya es visible en escuelas de gastronomía, emprendimientos e iniciativas del sector.

Para Iván Suárez, chef instructor de Artebianca, el futuro de la pastelería nacional se vislumbra como parte de un crecimiento continuo, marcado por la innovación, la adaptación a las tendencias globales y un enfoque en la sostenibilidad y la experiencia del cliente.

 “Se espera que evolucione hacia sabores más audaces y mezclas diferentes y preparaciones más creativas, incorporando ingredientes locales e internacionales”, señala.

Catalina Gajardo, asesora del Centro de Innovación Gastronómica de Inacap, sostiene que se está viviendo un momento clave en el rubro pastelero. “Conserva su identidad y sabores tradicionales, pero se abre con fuerza a la innovación: técnicas modernas, productos locales y un enfoque más saludable. Menos ingredientes, más textura, más sabor. El futuro es equilibrio entre memoria y evolución”, aclara.

En relación con el trabajo que las nuevas generaciones deben realizar para perfeccionarse, Suarez advierte que es vital centrarse “en la formación y capacitación de nuevos profesionales, siempre con enfoque internacional”. En ese aspecto, la inversión resulta fundamental “para garantizar la calidad de los productos y la innovación en el sector”, comenta el profesional de Artebianca.

Por su parte, Gajardo no duda en definirlo como un punto de inflexión. “La gastronomía nacional se ha profesionalizado de forma sostenida, y eso se refleja también en el mundo dulce. Sabores de infancia como los dulces de La Ligua o las tortas curicanas están siendo reinterpretados con técnicas de vanguardia, sin perder su esencia”, dice.

En su diagnóstico, también hay una lectura clara de los cambios culturales y generacionales. “Nuestra pastelería avanza hacia propuestas más saludables (…) Se prioriza la calidad por sobre la cantidad, el territorio por sobre la imitación.

Si tuviera que definir el futuro, en una palabra, sería ‘equilibrio’ entre lo tradicional y lo nuevo, entre la técnica y la memoria, entre lo global y lo local”, argumenta la asesora del Centro de Innovación Gastronómica de Inacap.

Hacia la internacionalización panadera

Para Juan Mendiburu, presidente de Indupan, este tipo de instancias globales son mucho más que una simple competencia. “Representa una oportunidad única para visibilizar el talento joven y demostrar que en Chile se trabaja con seriedad y proyección”, asegura.

Desde el gremio de los panaderos industriales de Santiago, destacan que esta experiencia no solo entregará herramientas técnicas, sino que fortalecerá redes y reafirmará la vocación por nuestro oficio.

“La panadería chilena vive momentos de auge, y eso se demuestra con el trabajo que venimos haciendo, dignificando al panadero y dándole una experticia distinta. Queremos que las nuevas generaciones se den cuenta que pueden llegar más lejos, que el esfuerzo de aprender a hacer las cosas bien y ser más profesional da mejores frutos al final”, advierte Mendiburu.

En ese sentido, el objetivo es que el próximo año lleguen “treinta o cuarenta jóvenes con la sana idea de competir para ir a extranjero”, porque afuera ser panadero “es muy bien mirado y mucho mejor remunerado. Ojalá siga habiendo más interés”, subraya la máxima autoridad de Indupan.

De esta manera, la presencia chilena en el Campeonato Mundial de Jóvenes Panaderos y Pasteleros confirma un proceso en marcha y que no tiene vuelta atrás: la de una generación decidida a perfeccionarse, conectar con el mundo y redefinir qué significa ser un profesional de esta industria en el siglo XXI.

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